El día del esperado retorno a la televisión del polémico actor de Two and a Half Men ha llegado por fin, y, como era predecible, con una gran audiencia para un doble capítulo en la cadena de cable FX. Merecida o no, es todo un acierto comenzar Anger Management con una escena en la que vemos a Sheen encarándose a la cámara, dándole puñetazos y diciendo:
"No puedes despedirme, ¡dimito! ¿Crees que puedes reemplazarme con algún otro tío? Adelante, no será lo mismo. A lo mejor crees que estoy perdiendo, pero no."
Una clara provocación que no dejará indiferente a nadie y que sirve de gancho para el espectador, que al menos, ansía ver el primer capítulo esperando alguna otra pullita de ese estilo. ¿La mala noticia? No la hay. La serie en sí no es más que una sitcom multicámara con un par de momentos aceptablemente graciosos en la que Charlie Sheen vuelve a hacer de mujeriego y vuelve a llamarse Charlie en otro papel más. Charlie Goodson -el Charlie que toca esta vez- es el nombre del personaje al que da vida Sheen, un ex-jugador de baseball que tuvo que dejarlo porque sus problemas de ira le llevaron a lesionarse la rodilla al intentar romperse el bate contra ella. Reformado y tras vencer estos problemas, estudió para convertirse en terapeuta y ayudar a otras personas con el mismo trastorno.
Este es el marco de la serie, en la que Charlie lleva sus sesiones de grupo en el salón de su casa, que sinceramente son lo más insulso del capítulo -Barry Corbin es un excelente actor de drama, que deje de intentar hacer comedia, porque es un desperdicio-, lleno de gracias en las que las únicas risas son las enlatadas más que forzadas. Además, Charlie es voluntario en la prisión, donde trata a un grupo bastante peculiar de presos en una -de momento- escena aleatoria más que sobrante. Al decirle su hija Sam (Daniela Bobadilla, Awake) que no quiere ir a la universidad por recomendación del novio de su madre y ex-mujer de Charlie (Shawnee Smith, Becker), sus problemas de ira regresan, por lo que deberá retomar su terapia, con la única terapeuta en quien confía -y con quien se acuesta-, su mejor amiga, Kate (Selma Blair, Hellboy). Mujeriego empedernido pero mucho más suave que a lo que el antiguo Charlie -Harper- de Sheen nos tenía acostumbrados, se irá desarrollando la vida del nuevo Charlie para gusto de unos y disgusto de otros.
Con fallos garrafales de guión, como la desaparición de un capítulo a otro del TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo) de Sam, y repeticiones de escenas en la carrera de Sheen, que ya tuvo su momento La Dama y el Vagabundo en Hot Shots 2 con bastante más gracia, Anger Management es una serie en la que, al menos, y no es poco, la química entre la familia Goodson es aceptable y puedes fijarte en alguien que no sea el propio Sheen sin espantarte. Es una comedia ligera sin pretensiones que no busca ningún tipo de reconocimiento -y se nota-, sino llenar los bolsillos, algo que con el simple hecho de contar con semejante personaje seguro conseguirán aunque no lo merezcan. Pero sintiéndolo mucho -por Daniela Bobadilla sobre todo-, yo me bajo del carro, que otros le paguen los vicios a Sheen. Ni oportunidad 24 ni nada.
No terminé de ver el piloto. Lo único que me parecía bien era el personaje de la cría y como tal no va a aparecer mucho.
ResponderEliminarPobre Selma Blair...