Cuatro historias son las que enmarca la segunda temporada de
Accused. Cada una en torno a un
personaje acusado de un delito, pero todas ellas magníficamente rodadas e
interpretadas. Jimmy McGovern firma cuatro historias arrebatadoras que encojen
el corazón y provocan a los sentidos, gracias a un enfoque visual abrumador.
Personalmente, mi particular must see
de la temporada.
Tracie (Sean Bean)
El primer episodio se centra en Simon y Tracie dos personalidades dentro del mismo hombre. Simon es un frustrado profesor de poesía, mientras que Tracie es una diva de la noche que recorre las calles orgullosa de las miradas indiscretas de la gente. Tras un altercado en un bar Tracie conoce a Tony (siempre brillante Stephen Graham) un hombre viudo con curiosidad por experimentar. Sus encuentros cada vez son menos esporádicos y la relación entre ambos se afianza, siempre con mucha discreción. El desencadenante de las fatalidades viene cuando Simon descubre que la mujer de Tony sigue viva. Los celos, miedos y remordimientos se apoderan de la relación en un destructivo final. Sean Bean consigue desde sus primeros minutos como Tracie olvidar cualquier vicio de interpretaciones pasadas y se entrega a un personaje tan exigente de manera envidiable. Los mismos halagos para Graham en una vez más, una actuación sobresaliente.
La segunda historia es la de Mo y Sue, dos mujeres ocupadas con el cuidado de su familia e intentando sacar adelante un salón de belleza. Su vida en un barrio marginal controlado por las bandas de jóvenes delincuentes está dominada por el miedo. Las amenazas atemorizan al resto de comerciantes y ellas son de los pocos locales que siguen abiertos. Su resistencia termina con el hijo de Sue asesinado en plena calle. Tras ese momento comienzan a promover un mensaje antiviolencia contra las bandas juveniles. Sue recibe en todo momento el apoyo de Mo, quien en su interior sufre una lucha continua al saber que es su propio hijo quien cometió el asesinato. Desgarrador relato que cumple a la perfección con su cometido gracias a las actuaciones de ambas actrices. Olivia Colman es una de las mejores actrices dramáticas que recorren en estos momentos las ficciones inglesas, como bien demuestra en este papel y en la gran pantalla con Redención (Tyrannosaur). Una maravilla.
Stephen (Robert Sheehan)
Tercer y endeble relato el protagonizado por Stephen, un joven extremadamente protegido por los cuidados de su madre y con una fragilidad mental peligrosa. Cuando su madre cae enferma entra en la vida familiar —formada por su padre y su hermano pequeño— una enfermera llamada Charlotte. La enfermedad es terminal y Charlotte evita que el dolor se prolongue ayudando a la mujer a morir. El vacío dejado en la vida de Stephen parece devorarlo desde el interior y más cuando ve que su padre comienza una relación con Charlotte. La enfermera es el objetivo de las paranoias y obsesiones de Stephen que la ve como una amenaza para el y su familia. Robert Sheehan no sabe manejar un personaje reprimido y con mayor número de detalles interiores que exteriores. Sus excesos tampoco terminan de funcionar y en comparación con el resto de capítulos, su interpretación está falta de experiencia.
Tercer y endeble relato el protagonizado por Stephen, un joven extremadamente protegido por los cuidados de su madre y con una fragilidad mental peligrosa. Cuando su madre cae enferma entra en la vida familiar —formada por su padre y su hermano pequeño— una enfermera llamada Charlotte. La enfermedad es terminal y Charlotte evita que el dolor se prolongue ayudando a la mujer a morir. El vacío dejado en la vida de Stephen parece devorarlo desde el interior y más cuando ve que su padre comienza una relación con Charlotte. La enfermera es el objetivo de las paranoias y obsesiones de Stephen que la ve como una amenaza para el y su familia. Robert Sheehan no sabe manejar un personaje reprimido y con mayor número de detalles interiores que exteriores. Sus excesos tampoco terminan de funcionar y en comparación con el resto de capítulos, su interpretación está falta de experiencia.
El episodio final sirve de unión entre varias de las
historias anteriores y tiene como protagonista a Tina, una trabajadora de un
centro penitenciario para jóvenes. Su historia comienza con la llegada de un
nuevo recluso que parece no encajar en el centro. El joven no sale de su celda
y parece ausente. Preocupada por su estado, Tina pide a su compañero Frank
(Ewen Bremmer) que tenga un cuidado especial con ese recluso. Cuando el joven
se suicida en su celda, una investigación compromete el puesto de trabajo de
Frank a no ser que Tina mienta y encubra la desatención de su compañero. La
culpa y las presiones hacen mella en la moral de Tina mientras sigue
forcejeando por imponerse en un centro lleno de jóvenes peligrosos. Correcto
final, que sabe a poco tras los dos grandiosos episodios de inicio, pero que cumple
con su objetivo y mantiene la premisa general de la serie.
*
Otro ejemplo de la superioridad británica que nos entrega
productos cuidados a todos los niveles. Resaltar el hecho de que siendo
historias cortas consiguen crear un mundo y unos personajes con capas, contradicciones y dilemas. Una
pena que los dos últimos episodios no mantengan del todo la calidad de sus
predecesores. Un viaje precioso por las emociones humanas más complicadas. ¿Os convencen
los personajes? ¿Cómo veis a Ned Stark de rubia? ¿Os parecen justas las
resoluciones judiciales?
La verdad es que tiene muy buena pinta y es cortita, pero es que las inglesas me tiran tanto para atrás...
ResponderEliminarSi Sean Bean no muere...
ResponderEliminarLos dos primeros merecen mucho la pena, cada uno con sus cualidades emocionan mucho. El segundo es una clase magistral de angustia femenina... que dos actrices!!!
ResponderEliminarNo seré yo quien revele semejante acontecimiento. De verdad... verlos. Una gozada.
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