Ha llegado el momento de despedirse de una de las series mejor escritas y protagonizadas de los últimos años, Damages, creada por el trío KZK (Kessler, Zelman & Kesler) y protagonizada por la leyenda de la interpretación Glenn Close y una actriz que en unos años podría llegar a serlo, Rose Byrne. Tras cinco años, el enfrentamiento entre la maestra Patty Hewes y la alumna Ellen Parsons llega a su fin y, lamentablemente, cuando acaba se nos queda la misma cara que la de Patty Hewes al darse cuenta de que, a pesar de todo, ha perdido.
¿Cómo ha sido su despedida?
McClaren, un caso de actualidad
Damages siempre ha tenido mucho ojo para elegir los casos que desarrolla durante cada temporada, casi siempre ligados a historias que de alguna forma u otra han saltado a los medios de comunicación. En esta ocasión, Channing McClaren (interpretado por un limitado Ryan Phillipe) nos recuerda enormemente a Julian Assange y sus vicisitudes, descontando el aparente suicidio de una de sus informadoras, son bastante similares.
No obstante, como viene siendo una constante desde hace varias temporadas, el caso de ésta solo ha servido para darle continuidad a los conflictos de nuestras protagonistas y, aunque ha conseguido superar con creces algunas de estas tramas horizontales, no ha dejado de ser una pequeña decepción. Los guionistas, conscientes de que los espectadores solo querían saber qué sucedía entre las dos abogadas, han sabido llevar la historia de McClaren y los suyos con bastante audacia, sin tratar de forzar un interés que no le correspondía (recordemos el caso Tobin de la tercera temporada) pero el caso pierde toda su fuerza si se pone a la altura de la trama principal de la serie.
A pesar de todo, ha sido muy interesante seguir los conflictos de Channing y compararlos con los de Assange. Las filtraciones, las acusaciones de agresión, los problemas con los donantes, las soluciones informáticas... sin duda, elegir este caso para enfrentar finalmente a Patty y Ellen ha sido un acierto, aunque los términos nunca hubieran estado demasiado definidos. Al fin y al cabo, la disputa entre McClaren y la hija de Naomi Walling (esa desaprovechadísima Jenna Elfman) por culpa del "suicidio" de esta informadora no deja de ser una excusa para que las abogadas afilen sus garras y se metan un par de zarpazos de vez en cuando.
Ellen contra Patty, Patty contra Ellen, Patty contra Patty
La premisa de la quinta y última temporada de Damages estaba clara: iba a ser el último enfrentamiento entre Patty Hewes y su antigua alumna Ellen Parsons, y sabíamos desde el principio que no iba a acabar precisamente bien. Pero, como siempre, nos nos podemos fiar de Damages porque todo en ella está diseñado para engañar y manipular. Damages es Patty Hewes, claramente.
Obviamente, no hay un enfrentamiento justo con Patty, y Ellen muerde rápidamente el polvo en un par de ocasiones desde que osó enfrentarse a su maestra al presentarse como testigo en el caso de custodia de Michael Hewes y a favor de éste. No en vano, es Patty quien elije el terreno de juego al manipular a Ellen para que trabaje para Channing McClaren y así poder jugar bajo sus propios términos. Afortunadamente para la joven abogada, su salvación se llama Kate Franklin (Janet McTeer, la nueva muy-mejor-amiga de Glenn Close) y sabe muy bien de qué palo va Patty, más que nada porque, como descubrimos después, es su hermana.
Con todas las cartas sobre la mesa (entendámonos: casi todas) y mientras se mezclas las aguas de ambos bandos en el caso McClaren, Damages nos sorprende rescatando el que quizás haya sido el mayor conflicto de la serie: el del intento de asesinato de Ellen por orden de Patty, que ella misma confesó a punta de pistola hace un par de temporadas. Y si tenemos eso en mente nos tenemos que preguntar: ¿cuál es el castigo apropiado para Patty?
Quizás el cenit de la temporada tuviera lugar en ese aeropuerto prácticamente abandonado, donde Ellen y Patty tienen que aguantarse la una a la otra mientras esperan a que un avión las lleve a su hogar, y en donde la tensión y la complicidad acaban mezclándose (con una botella de alcohol robada) para regalarnos una de las mejores escenas de la temporada, en la que Patty niega haber ordenado el asesinato de Ellen. Y Ellen duda, y el espectador a pesar de todo lo que sabe, también lo hace (al menos hasta que regresa Patrick Scully). ¿Y si Patty es solo una abogada cegada por el éxito? ¿y si al fin y al cabo no hay una ganadora?
Pero tenía que haber una ganadora, porque sabíamos que Ellen acabaría la temporada muerta o inconsciente tras caer de una azotea, y no pudimos evitar culpar a Patty de ello, otra vez. Pero, cómo no, nos volvimos a equivocar.
Pero tenía que haber una ganadora, porque sabíamos que Ellen acabaría la temporada muerta o inconsciente tras caer de una azotea, y no pudimos evitar culpar a Patty de ello, otra vez. Pero, cómo no, nos volvimos a equivocar.
Lo que hacemos y dejamos de hacer
El final de Damages no se nos quedará impreso para siempre en nuestra memoria como el de The Sopranos o el de Six Feet Under, pero sin duda cumple su propósito: darle un cierre correcto y apropiado a la serie. Haciendo uso de sus flashforwards (que, por cierto, han sido bastante escasos esta temporada a favor de otro tipo de visiones, como los sueños de nuestra protagonistas), hemos visto cómo Ellen y Patty se reencuentran años después de su despedida, cuando Ellen ha abandonado la abogacía y ahora tiene una hija con Chris (Chris Messina), mientras que Patty sigue siendo la leona de Wall Street. Y no es hasta ese momento, cuando Patty echa la vista atrás y observa la felicidad de su antigua alumna cuando se da cuenta de que, a pesar de todo, es ella la que ha perdido.
Porque era muy fácil que Ellen cayera en la espiral de autodestrucción de Patty, o que creara una propia. La hemos visto rozar esas lindes durante la quinta temporada, jugando con las mismas armas que su maestra (espionaje, chantaje, obstrucción) y llega a negociar con ella para poder continuar con su lucha en los juzgados a pesar de que no era necesario. Incluso Ellen es capaz de "dejar caer" que el compañero de McClaren, Rutger Simon (John Hannah), debe morir, una maniobra de la que no la creímos capaz. Pero hay una diferencia abismal entre ambas que no conocemos hasta el último episodio: las dos quieren ganar, las dos reaccionan de la misma forma ante la derrota, pero para Ellen hay algo más que el éxito y cuando descubre que está embarazada no va a montar a un caballo rabioso sino que decide hacer lo que cree que es correcto. Y es ahí donde se demuestra quién es la que gana, pase lo que pase.
Por lo demás, la finale nos deja algunas sorpresas, como la revelación de que Walling fue asesinada a manos de los esbirros de Torben y Herreshoff (Victor Garber) o que Simon fue quien delató por celos a Walling, así como el asesinato de Michael Hewes a manos de Patrick Scully cuando descubre que también sabe lo del intento de asesinato y cree que Ellen no está viva para salvarlo. Porque era obvio que la imagen de Ellen inconsciente en el suelo no iba a ser lo que parecía, pero sin duda ha logrado formar parte de un gran engaño. Un giro de guión previsible y no muy bien diseñado, pero muy funcional.
Pero, lo más curioso, es que a pesar de todo lo que ha hecho, Patty culpa a Ellen de la muerte de Michael del mismo modo que culpa a su padre de todo el mal que le ha ocurrido en el pasado ("soy así a pesar de ti") y logra convertirse en la víctima de sí misma. Al fin y al cabo, Patty no quería ganar, sino saber de qué pasta estaba hecha Ellen.
¿Qué os ha parecido este final? ¿qué hubiérais cambiado? ¿echaréis de menos Damages?
echare mucho de menos la serie, creo que su final va ganando conforme pasa el tiempo, y todo llega a un punto natural que es el de damages.
ResponderEliminarMucha razón en que este final madurará muy bien :)
ResponderEliminar