Ayer era un día muy especial para todos los whovians. Hace 49 años, nació la que se ha convertido en la serie más longeva de la historia. Las regeneraciones del Doctor y las idas y venidas de sus compañeras han facilitado que la serie se fuera renovando constantemente, adaptándose a los nuevos tiempos y creando una fascinante mitología que no para de crecer. Lejos de olvidarse de su pasado, la serie se ha fundamentado en él, desarrollando al personaje del Doctor en base a todas sus vivencias con las personas que se ha cruzado a lo largo de su vida, estableciendo relaciones de amistad, respeto y amor. Ya sea porque las haya perdido, se hayan alejado de él o incluso le hayan olvidado, todas han pasado a formar parte del mapa vital del Doctor, de un modo u otro. Ha sido interpretado hasta la fecha por nada más y nada menos que 11 actores diferentes y, a pesar de que cada uno da su particular visión del personaje, con sus propios matices, no dejan de dar vida a un único ser: El Doctor, el último Time Lord y probablemente uno de los personajes televisivos más interesantes e importantes de la historia, literalmente.
El Doctor Who de 1963
Para hablar del comienzo de esta larga serie británica tenemos que remontarnos al color blanco y negro del año 1963. Sydney Newman tuvo la brillante idea (no sabía hasta qué punto) de desarrollar para la BBC una serie instructiva, enfocada para niños y adultos, en la que un señor y su nieta, aparentemente normales, fuesen en realidad viajeros del tiempo gracias a la TARDIS, una cabina policial muy común en aquella época por Inglaterra. Sin embargo, la de ellos era especial, más grande por dentro que por fuera y con la asombrosa capacidad de llevarlos a cualquier lugar del espacio y el tiempo. El Primer Doctor, el original, fue interpretado por William Hartnell durante cuatro temporadas que duraron tres años. Era un hombre anciano que se encontraba con personas corrientes, ajenas a él, y comenzaba con ellos relaciones de amistad hasta que terminaban viajando juntos. En un principio se intentó hacer una serie interesante, fantástica pero fiel a los principios de la lógica y la ciencia, en la que sus espectadores pudieran aprender cosas útiles. Las tramas y las historias fueron creciendo de forma imparable, utilizando efectos especiales que por aquella época eran un escándalo (y que ahora son un escándalo por lo cutres que son) pero llegó un momento en que la necesidad de cambiar el reparto llevó al equipo a tener otra genial idea: la de las regeneraciones. Los Time Lords son seres extraordinarios que pueden regenerarse hasta 13 veces, pudiendo así llegar a vivir milenios en distintas formas. Esto permitió que las aventuras durasen mucho más.
Punto de inflexión
La serie fue un tremendo éxito durante muchos años, llegando a alcanzar sus momentos de mayor esplendor con personajes como el carismático e icónico Cuarto Doctor (Tom Baker) y con compañeras como Sarah Jane Smith (Elisabeth Sladen, fallecida a causa de una enfermedad en el 2011). Hasta entonces a la audiencia solo le parecían grandes acontecimientos las regeneraciones del Doctor, no así como las marchas de las compañeras, que eran más numerosas. Sin embargo, Sarah Jane Smith se convirtió con su papel fuerte y feminista en uno de los personajes más queridos del público, y su despedida causó un gran "revuelo" entre los espectadores. Con el paso de los años, la serie comenzó un periodo de decadencia, a pesar de que seguía renovando el reparto con asiduidad. La falta de ideas y la exagerada explotación del formato, que llegó a estar más de veinte años en antena, llevó a cancelar la serie en el 1989. Se desarrolló una película en el año 1996, en la que apareció por primera vez el Octavo y breve Doctor (Paul McGann), pero fue un fracaso, y los whovians prefieren fingir que no existe. A pesar de todo, no era una cancelación definitiva. Se trataba tan solo de una pausa, un descanso. Un continuará.
El Doctor Who de 2005
El 2005 fue un de los mejores años para la ficción británica. Se trató del año de su renacimiento. Russell T. Davies y Julie Gardner se propusieron renovar la serie y llevarla de nuevo a las pantallas, haciendo por completo un "borrón y cuenta nueva". Nuevo Doctor, que ya era el Noveno (el aclamado Christopher Eccleston) y la vivaz y enérgica Rose Tyler (Billie Piper) que sería la nueva compañera. Mayor calidad, más avances tecnológicos y muchas ideas tiernas y divertidas lograron que la serie alcanzase rápidamente la fama de nuevo en Reino Unido. Poco después llegó el Décimo Doctor, interpretado por el siempre adorable David Tennant. Él es considerado el mejor Doctor según la opinión de muchos whovians. Fue con Tennant, en especial durante la cuarta temporada, cuando la serie comenzó a alcanzar mayor fama, traspasando las fronteras inglesas. Tuvo de compañeras a la ya mencionada Billie Piper (que coincidió con dos Doctores), a Freema Agyeman, interpretando a la brillante doctora Martha Jones, y a la genial Catherine Tate, que dio vida a Donna Noble, una de las compañeras más divertidas e interesantes. El timón del barco pasó de las manos de Russell a las de Steven Moffat, un nuevo guionista que cambió considerablemente la serie. Tramas más apasionantes, pero menos lógicas, secundarios que no se hacían querer tanto como los de Russell, y en definitiva, muchos cambios a mejor y a peor, pero que refrescaron la serie y la catapultaron definitivamente a la fama internacional con el Undécimo Doctor (Matt Smith) y su nueva compañera, Amy Pond (Karen Gillan), la mujer que confirmó que el Doctor hace equipos geniales con compañeras pelirrojas. Todo ello ha "dividido" a los fans en los que prefieren la era Russell, y los que consideran que la era Moffat es la mejor. También hay (afortunados ellos) quienes disfrutan por completo ambas. En cualquier caso, la serie siempre ha conservado sus señas de identidad: humor, ingenio, personajes que se hacen de querer y muchas referencias a épocas y compañeros anteriores.
La mayoría de los fans, yo me incluyo, hemos comenzado la serie por los capítulos de la nueva era del 2005, así que la gran tarea de muchos de nosotros es ver esos capítulos e historias del Doctor Who clásico, que tanto mencionan en los nuevos episodios.
Ayer fue un día muy importante para la serie, de celebración y de homenaje a todos estos años y personajes tan entrañables que nos ha dejado Doctor Who. Todos los que la siguen coinciden en que tiene algo mágico, especial, que la hace diferente a todas las demás. Será la ilusión con que las compañeras viven los viajes con el Doctor, lo bello y triste que hay en todas sus historias. Doctor Who es una serie agridulce, aparentemente infantil pero con momentos de hartarse a llorar y tramas muy agudas, aptas solo para un público más maduro. Doctor Who es una gran metáfora de la vida y la muerte, de la necesidad constante de tener que seguir adelante, sin dejar de olvidar nunca lo vivido. Doctor Who, en definitiva, es una de las mejores series que he visto nunca.
Durante estos días iremos publicando una serie de entradas especiales en el blog para conmemorar el aniversario de la serie. Además, podéis comentarlo en Twitter con el hastag #49AñosDeDoctorWho. Y ojalá sean muchos más.
TienesToda la razón. La mejor serie de todos los tiempos. No es subjetivismo seriéfilo o algo parecido, pero es que su magia, su longevidad y su rica mitología, la hacen merecedora de este calificativo.
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