Esta semana nos decía adiós, aunque temporalmente, Revolution, la última serie de la factoría Abrams que actualmente emite NBC con unos datos de audiencia notables aunque decrecientes —lo que por otro lado es totalmente normal— y acarreando las mismas críticas al formato que comparte con el resto de sus difuntas hermanas. Aunque Revolution no haya sido tan duramente vapuleada como pudiera esperarse, quizás porque al fin y al cabo las expectativas del espectador finalmente se han encontrado debidamente acomodadas con lo que la serie representa y expresa, lo cierto es que a la crítica especializada le preocupa, con toda la razón, que la ficción de la NBC sufra el temido síndrome postvacacional que suele cebarse con dramas serializados como éste cuando regrese en la midseason del próximo año.
Lo cierto es que el parón de Revolution será excepcionalmente largo, de nada más y nada menos que cuatro meses —regresa el 25 de marzo de 2013—, lo suficiente como para que este drama high-concept pierda la fidelidad de sus espectadores tras este extenso hiato, lo que con toda seguridad significaría un verdadero batacazo. Y aunque los jefazos de la NBC confíen en que la audiencia esperará hasta su regreso, más aún si este será respaldado por el exitoso The Voice, lo cierto es que la experiencia nos dice que Revolution no lo tendrá tan fácil para reagrupar a su audiencia cuando regrese de vacaciones.
Como sabemos, este tipo de dramas serializados solo pueden sobrevivir a través de la fidelización de su audiencia, razón por la que normalmente se emiten con los menores parones posibles. Obviamente, basta contar las semanas del "año televisivo" —digamos, a ojo, que de mediados de septiembre a finales de mayo, unas 34 semanas— y compararlas con el número estándar de episodios de una temporada, unos 22, para ver que las cuentas no cuadran, y que si los episodios se emiten con pocos o ningún parón entre ellos, tendremos varias semanas muertas —coincidiendo con el inicio de la temporada navideña— en las que la serie no podrá emitir episodios nuevos porque no les compensa hacerlo en épocas en las que los espectadores no están tan pendientes de la televisión. Sin duda, lo mejor sería que estas series regresaran inmediatamente después de Navidad, pero no podemos olvidar que en ese momento también comienza la midseason y las cadenas tienen que enfocarse en sus nuevas series, entre otras particularidades. Todo este jaleo de calendarios ya han provocado verdaderos estragos en otras series, y es razonable que pensemos que a Revolution le podría pasar lo mismo.
Aunque no sean casos exactamente similares, sí podemos recordar qué pasó con esas otras series que cayeron en el olvido tras estos parones. Sin duda, el caso más claro es el del FlashForward —"¡la nueva Lost!"—, que tras ciertas problemas internos —tanto de emisión como de producción— y un parón que dio mucho que hablar para retocar los guiones y poder ajustarse al alocado calendario de la ABC en invierno de 2010, regresó tras algo más de tres meses para acabar teniendo, ya hacia el final, tan solo un tercio de la audiencia inicial de la serie. Un fracaso en toda regla que no debemos perder de vista, aunque como digamos, dista mucho de la situación actual de Revolution, ya que ya sufría una importante pérdida de espectadores antes del hiato.
También es diferente del caso de The Event, que al igual que FlashForward también lo tenía crudo antes de las Navidades, y el hiato fue su sentencia de muerte. Tras los tres meses de vacaciones, esta serie de ABC comenzó manteniendo las ya pobres cifras que arrastraba desde noviembre de 2010, y poco después comenzó a descender en picado. Obviamente, cuando las cosas ya están mal, este tipo de maniobras sólo pueden hacer que vayan a peor.
No nos olvidemos de V —en la que también estaba Elizabeth Mitchell—, que se estrenó en noviembre de 2009 debido a unos problemas muy serios durante su producción y tras solo cuatro episodios se fue de vacaciones. Tras cuatro meses de hiato, regresó con la mitad de audiencia que su premiere —aunque es cierto que ésta fue un hit— y cuando todos pensamos que la ABC pasaría el hacha por el cuello de estos lagartos, la cadena anunció que le daría una segunda oportunidad a la serie, que después vimos que tampoco funcionaba. Antes de esta extraña renovación compartía espacio con FlashForward y muchos creyeron que la cadena no quería cargarse a sus dos dramas más prometedores a la primera, por lo que eligió al que tenía los ratings más altos.
Puede que Revolution se parezca en este sentido más a Jericho, que tenía unos datos de audiencia bastante aceptables antes de su hiato, pero que tras él —de dos meses y medio, tomado con la intención de evitar las repeticiones, muy dañinas para estos formatos, y así emitir todo lo posible "de golpe"— comenzó a perder espectadores. Todos sabemos qué pasó después: la CBS la canceló y ante las protestas de los fans, decidió darle una segunda oportunidad con siete nuevos episodios que no consiguieron subsanar los graves daños que sufría la serie. ¿No continuó la serie después con unos cómics o algo parecido?
Y vosotros, ¿qué pensáis? ¿creéis que Revolution pasará por lo mismo y no será capaz de recuperarse tras las vacaciones? Y como espectadores, ¿cómo esperáis enfrentaros a una serie que se ha tenido un hiato de cuatro meses?
¿Recordáis otros ejemplos?
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Me parece que la NBC vuelve a tomar una decisión patética cargándose a su serie estrella del año. Entra muy bien en el mismo saco que las otras que mencionas. Serie mediocre hasta morir, pero con un hilo de cliffhangers que hace que la sigas viendo semana tras semana. Tras cuatro meses, esa sed de saber qué va a pasar, simplemente, se pierde. No le auguro nada bueno, y, sinceramente, espero no equivocarme, porque esta birria de serie me ocupa un tiempo muy preciado.
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