Raising Hope, sitcom de la Fox escrita por Greg Garcia (My Name is Earl) que concluía la semana pasada su tercera temporada, ha vivido este año un cambio bastante aparente. La que fue siempre una comedia familiar bastante atada a la misma dinámica y estereotipos, esta temporada decidió probar cosas nuevas quién sabe si por atrapar a esas audiencias que nunca estuvieron de su lado y, aunque el tiro le ha salido por la culata (ha perdido un porcentaje considerable de espectadores) hay que agradecerle el esfuerzo. Afortunadamente ha sido renovada por una cuarta temporada prematuramente, algo inexplicable porque debería estar al borde de la cancelación, así que sus fans (los hay) pueden respirar tranquilos.
Siempre ha sido una serie familiar con sus más y sus menos, pero me atrevería a decir que hasta esta tercera temporada no han arriesgado lo más mínimo ni en estructura de tramas ni en formas de hacer comedia. Quizás por esa razón, este año trató de satisfacer otros gustos apostando por el tipo de comedia que está más de moda en los tiempos que corren: la "metarreferencial". La broma, siendo realistas, les ha salido bastante bien. Afortunadamente, el micromundo de los Chance puede permitirse el lujo de jugársela con este tipo de movimientos y, aunque en ocasiones los "experimentos" les hayan salido obviamente forzados, el balance es positivo y, ante todo, divertido.
Además, esta temporada se han afrontado nuevos retos como la inclusión de Sabrina y su pasado en las tramas familiares de los Chance, ya de por sí complicadas, dando además mucho juego por la tensión creciente con su suegra Virginia (el resto de los Chance, para qué negarlo, no han evolucionado demasiado) y creando también conflictos con Jimmy. Todo esto, cómo no, ha venido acompañado de apariciones especiales bastante sorprendentes, como la de Melanie Griffith, su madre Tippi Hedren, Mike O'Malley y Liza Snyder (de Yes Dear, antigua serie de Greg Garcia), Wilder Valderrama, el grandísimo Christopher Lloyd, Hilary Duff o el reparto de My Name is Earl en el episodio Making the Band.
Porque, ante todo, la tercera temporada de Raising Hope ha sido una temporada de episodios, una sucesión en la que quizás se hayan echado en falta más arcos argumentales y menos esfuerzos por agradar a todo el mundo. No voy a decir que no me hayan encantado los episodios de Hollywood y todas sus críticas al sistema televisivo (incluyendo la pullita de Martha Plimpton a su propia trayectoria), o el episodio musical, o el episodio Candy Bars como si de una película de gángsters se tratara, o el gran homenaje a My Name is Earl, o al episodio mockumentary con opening al estilo Modern Family incluido. Los homenajes están muy bien, algo que mencionaron el otro día los compañeros de Vaya Tele.
Y la serie, como os hemos dicho más de una vez, también. No es la comedia más graciosa de la televisión ni de lejos, pero junto con The Middle puede que sea de las más entrañables.
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