La serie de David Caspe no ha sido renovada y las audiencias no acompañan
Happy Endings se estrenó en 2011 aprovechando la oleada de sitcoms que querían ser la nueva Friends, y lo cierto es que la serie de David Caspe se asemeja muchísimo a la serie de los chicos de Central Perk (incluso en la propia serie se realiza una referencia directa a esto) que arrasó en NBC durante diez temporadas. Tras dos años en antena con audiencias decentes, este año ha cursado una temporada que peca de ser algo irregular y, encima, se ha desplomado en los ratings. La guillotina de la cancelación planea sobre la serie de ABC.
En esta tercera temporada los guionistas han agitado bastante las situaciones personales de nuestro grupo protagonista, lo que ha deparado una tanda de capítulos en las que la idea de progresión ha estado siempre muy presente. Y esto es de agradecer, ya que no se suele ver en la mayoría de las sitcoms, donde se suele optar por explotar la premisa inicial de la serie hasta la extenuación.
La pareja Brad-Jane ha explotado sobre todo el papel de dueña de la casa de la mayor (en el último episodio, conocemos que mediana) de las Kerkovich y la situación laboral de la pareja. Genial la parodia en la que Brad actúa como una "mujer florero", cuando él se encuentra en paro y su esposa consigue un puesto en el "Car Zar". Se ha echado en falta una mayor interacción en el concesionario, sobre todo porque el personaje del Zar daba mucho juego, y apenas le vimos dos capítulos en pantalla. También hemos disfrutado —aun más— del absoluto control que le gusta tener a Jane sobre todos los miembros del grupo, lo que ha aportado algunos de los mejores momentos de la temporada, como los pósters con los fallos a arreglar que tiene de Penny y Max en el techo de su casa.
Max, el personaje interpretado por Adam Pally, ha continuado como el comodín de los guionistas, ya que apenas ha disfrutado de tramas propias, y se ha basado sobre todo en ser compañero de aventuras de los otros miembros del grupo. Esto no ha significado que el, posiblemente, gay-menos-gay del mundo haya desentonado en esta tercera, es más, ha sido el que más —y mejores— gags ha realizado durante toda la temporada. Especial mención merece la química que tiene con Penny (memorable el episodio en el que beben un jarabe mexicano para no tener la tentación de hablar con sus respectivas parejas y así "tener el control de la relación").
La pareja de Dave y Alex no ha evolucionado mucho, por no decir que prácticamente su presencia conjunta se ha limitado poco más que al anuncio en la season premiere de que estaban juntos de nuevo, y al anuncio en la season finale de que rompen (de nuevo) su relación. En los veintidós capítulos que hay entre ambos anuncios, exploraron de forma muy vaga la falta de confianza entre ambos y lo bastante incompatibles que son. Tampoco ayuda a esto que servidor no sea nada fan de Dave. Me parece un personaje demasiado cargante y, si bien ha tenido momentos, no me consigue sacar muchas sonrisas.
Y llegamos a lo mejor de la temporada, Penny. El personaje ha sido el símbolo del progreso de la serie, y es que la Ah-mah-zing Casey Wilson ha pasado por todo esta temporada: amores que aparecen y se desvanecen, encontrar al novio idílico para dejarlo a pocas semanas de la boda... Perfecto el capítulo en el que expresa su sentimiento de culpa por haber dejado a Pete en una obra de teatro algo tétrica.
Esta temporada también hemos visto, aunque no sé si de forma premeditada por parte de los guionistas, a la mayoría de los personajes fuera de su rol habitual: Alex siendo lista, Brad trabajando en un parque infantil, Max viendo como mejorar su vida radicalmente es posible... aunque ha sido siempre, salvo en el caso de Brad, durante un episodio y no se ha vuelto a tocar.
Como decía en la entradilla, el futuro de Happy Endings no es muy esperanzador. Pese a que podríamos entrar a valorar como la cadena ha maltratado de forma flagrante a la serie (emisión desordenada, cambios de día, capítulos dobles...), la realidad es que la sitcom no tiene muchas posibilidades de llegar viva a la temporada que viene, al menos en ABC. Ahora mismo, sus opciones pasan por que otra cadena la rescate, como ya hizo TBS con Cougar Town (y está dando buenos resultados). En las últimas semanas ha sonado con fuerza el rumor de que USA Network estaría interesada en incorporar comedias a su producción propia, y Happy Endigs sería una de las elegidas. Sea como sea (y donde), espero que el año que viene podamos seguir disfrutando con este delirante grupo de amigos y sus aventuras.
Completamente de acuerdo, a mí Dave me parece lo peor de la serie. No tiene gracia y, encima, sus tramas tampoco son muy buenas que digamos
ResponderEliminarYo la defendí durante su segunda temporada pero la nueva entrega me ha dejado un poco frío, siendo sincero.
ResponderEliminarMe ha gustado todo, aunque puntualizaría lo de que Max es "el gay menos gay"... en fin, lo que hay que leer. Ni que todos los gays tuviésemos que ser maricas locas.
ResponderEliminarMe siento muchísimo más identificado con el personaje de Max, que con otros muchos gays-supuestamente-más-comunes que aparecen en la televisión.
Si no me equivoco lo de el "gay menos gay" lo dicen en la serie. De hecho todo el personaje de Max se basa en esa descripción, no es que sea ofensivo...
ResponderEliminarLo de "el gay menos gay del mundo" es, como ha comentado Jaime, porque en la serie se hace alusión (y en repetidas ocasiones, además) al comportamiento de Max como "fuera del esteriotipo y los tópicos que la sociedad tiene de los homosexuales". En ningún momento lo he querido utilizar de forma ofensiva y solo he parasafreado una frase de la propia serie. Saludos
ResponderEliminarMe encanta la serie! Por favor alguien me podría pasar el enlace para ver el capítulo ese del jarabe mexicano? Gracias :)
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