Cuando una comedia llega a la altura de la quinta temporada sin apenas despeinarse, lo mínimo que se le puede pedir es que te siga haciendo reír sin haber perdido su frescura Pocas lo consiguen.
Realmente, la frescura de Parks & Recreation hace tiempo que se ha disipado (que no el humor), pero afortunadamente ha conseguido desarrollar un formato que sigue siendo muy agradable a la vista. Puede que la salvación definitiva de Parks & Recreation, al igual que ocurre en The Office, haya sido convertirse en un magnífico happy place. De hecho, Parks también comenzó en una oficina pero descubrió que el pequeño pueblo de Indiana en el que se situaba, Pawnee, era un recurso incluso más poderoso a la hora de hacernos sentir mejor a los espectadores.
Y parece que Parks reconoce también el potencial de su pequeño pueblo y ha sabido cerrar la quinta temporada saliendo a sus calles para decirnos adiós, un año más, con la posibilidad de que su quinta entrega fuera la última (aunque finalmente ha sido renovada). Tocaba hacer balance desde que Leslie Knope se uniera al concejo municipal, y muy inteligentemente han logrado que un año aparentemente repleto de triunfos se convirtiera en un año de reproches, abriendo la puerta a una sexta temporada repleta de conflictos para nuestra querida Leslie, cuyo amor por su pueblo no natal es tan desmesurado que es capaz de aceptar todas las críticas mientras sepa que lo que ha hecho ha sido por el bien de Pawnee. Sin duda, ha sido divertido recordar algunas tramas que podrían haber pasado por alto, pero que en conjunto significa una mirada al pasado para prepararnos para el futuro: la educación sexual de los ancianos, los refrescos gigantes, el lote 48, la tienda porno de Dennis (Jason Schwartzman)...
Sin duda, esta quinta entrega ha fallado en muchos aspectos y quizás su error más grande haya sido el no haber tenido una gran trama que cubriera toda la temporada, como ocurriera en la cuarta entrega y la trama de las elecciones. Eso ha significado que muchas tramas acabaran en punto muerto rápidamente, como la de Washington, o los últimos episodios que han involucrado a Jamm (Jon Glaser) —lo siento, pero el personaje me puede—, o las vueltas entre Ann y Chris, pero en conjunto me ha parecido bastante satisfactoria a pesar de todos los altibajos, y siendo sinceros, puede que nos haya traído dos de los mejores episodios de la serie: Leslie and Ben y Are You Better Off?. Este último, además, ha cerrado la divertida trama de Rent-A-Swag de Tom y nos ha sorprendido gratamente gracias a Bert Macklin y a su descubrimiento del embarazo de Diane. ¿Puede gustarme más la idea de ver a Ron como padre? ¿y cómo se lo tomarán las Tammys?
Sea como fuere y pase lo que pase, me gusta poder decir que Pawnee se ha ganado por derecho propio el apelativo de lugar feliz, uno en el que veinte minutos de metraje te devuelven una sonrisa pase lo que pase. Les esperamos de nuevo en otoño, con más ganas que nunca.
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