Ahora que está tan en los tweets de cualquier seriéfilo que se precie, en los upfronts de hace justo dos años nos presentaban Person of Interest, cuya premisa, en un principio, no llamaba demasiado. La serie se estrenó en la temporada de otoño de 2011 de manera dubitativa, pero con el paso de los capítulos elevó el nivel de manera considerable, y su recta final fue excelente.
La trama procedimental de la serie en esta nueva entrega ha continuado con la filosofía que nos habían mostrado anteriormente: casos interesantes y complejos, personas que no son lo que aparentan… Y lo mejor: variedad, factor clave tanto para atraer a espectadores ocasionales a la serie como para no perder a los más interesados en la historia de la máquina y su creador.
Y ahora nos centramos en lo que importa, la parte seriada que hace que esto no sea un simple procedimental más. Por la ingente cantidad de tramas veo necesario ir por partes:
La lista relevante
La ISA es una organización secreta, al margen del Pentágono, que no se rige por los códigos policiales tradicionales. No dudan en matar si es necesario, y la identidad de la mayoría de sus componentes es desconocida, y únicamente conocemos el nombre de Hersh, el asesino. Hasta el último episodio estaba al cargo el Consejero Especial, asesinado en la season finale por Hersh, que actúa bajo órdenes de, presumiblemente, la jefa del cotarro: Ma’m.
El pasado de Reese
Hemos asistido al retorno de Kara Stanton, la ex-compañera de John en la CIA. Su retorno no pudo ser más oportuno: localizó al Man in the suit cuando había sido capturado, junto con Carter, por el agente Donelly. Tras matar al policía federal, se llevó a Reese para una misión. John y su antiguo jefe, Snow, tuvieron que trabajar —chaleco bomba mediante— para Kara, que tenía como objetivo entrar en unas instalaciones de defensa y subir un virus a internet que afectaría a la máquina. Tras conseguirlo, muere en su huida porque Snow la espera en su coche y la bomba que llevaba en el pecho explota.
La vida en comisaría
Los problemas de los agentes han estado centralizados sobre todo en Recursos Humanos, la banda criminal instalada en la policía de Nueva York. Conocemos ya al jefe, Quinn, consejero de político, que ha manejado (y eliminado) a su antojo y beneficio a los cargos relevantes de Nueva York. Carter ha pasado durante esta temporada de estar a punto de entrar en el FBI a ser investigada por Asuntos Internos. No consigue entrar en el cuerpo federal por culpa de Carl Beecher, y es éste mismo (más bien su asesinato) el que provoca que la detective comience a indagar en la estructura de Recursos Humanos. Fusco ha estado mucho más intermitente, limitando su presencia a lo necesario y tocando su pasado corrupto. Le hemos visto contra las cuerdas, cuando los de Recursos Humanos deciden filtrar que él enterró a su compañero Stills. Gracias a Carter se libra, pero parece que este tema no está cerrado del todo y pronto volveremos desenterrar el pasado de Lionel.
La columna vertebral de la temporada
El personaje de la temporada ha sido, sin duda, el único que todavía no hemos visto (me está entrando un déjà vu de How I Met Your Mother) en los 44 capítulos: la máquina. Tras la introducción del virus en el edificio de Defensa por parte de Kara Stanton, la máquina comienza a mostrarse errática. Entrega números tarde, lo que hace que Finch y Reese no consigan salvar algunas vidas. Por las palabras de Finch, sabemos que la máquina está programada para reiniciarse cada 24 horas borrando todo menos la lista relevante y su configuración necesaria para funcionar. Debido al virus, la máquina da el número de Ernest Thornhill, persona que en realidad no existe. Ha sido creada de forma artificial por la máquina para salvar su memoria, creando una empresa en la que se imprime código con información y unos empleados se encargan de reintroducirla en el sistema. Cuando la máquina se encuentra afectada de forma completa, asistimos al reinicio y búsqueda del administrador mediante la llamada a una cabina de la biblioteca de Nueva York. Root, en su intento de liberar la máquina, coge el teléfono y se dedica a ir junto a Finch en busca del verdadero paradero de la máquina. Reese, que también descuelga el teléfono gracias a Harold, se dedica a seguirlos por toda la ciudad para detenerlos.
Al final llegan a Portland, donde está escondida en una central nuclear. Cuando Root llega allí con Harold, la máquina no está. Cuando llegan Reese y Shaw, Finch desvela que había programado la máquina de forma que solo aceptara modificaciones como respuesta a un ataque. La máquina ha aprendido a defenderse, y ante el ataque del virus ha decido trasladarse y decidir por ella misma. Nadie sabe hacia dónde se dirige y si volverá a dar números nuevos.
De vuelta en Nueva York, Finch y Reese se preguntan si la máquina volverá a dar un número… y justo en ese momento vuelve a sonar la cabina pública junto a ellos. Pero no son los únicos que siguen recibiendo información de la máquina, ya que los agentes de la ISA y Root también han sido contactados por ella.
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Esta ha sido, de nuevo, una excelente season finale de Person of Interest. Si se me permite la comparación, llevo varios días asemejando esta serie a The Good Wife (primeros capítulos regulares para después dar rienda suelta a una elaborada trama y buenos invitados), aunque solo el tiempo dirá si la serie de Jonathan Nolan se sitúa al nivel de la de los hermanos King. Los hechos que nos han mostrado hasta ahora, permiten vislumbrar una prometedora tercera temporada en la que las intrigas y las amenazas seguirán creciendo aún más. Ahora hay un administrador más con acceso a la máquina, y Root no es precisamente inofensiva. De momento la serie se despide hasta otoño, y servidor ya ansía su vuelta.
Tienen un error en la historia, la maquina se reiniciaba cada 24 horas, no cada media hora. Buen resumen de todos modos, saludos.
ResponderEliminarCorregido! Gracias por señalarlo
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