Tras una segunda temporada que podemos olvidar en su mayor parte, Awkward ha vuelto con las pilas cargadas en su tercera temporada. El centro de su particular universo: Jenna Hamilton, que no nos da un respiro en esta primera parte de la tercera temporada (el resto de episodios los podremos ver en otoño). Su egocentrismo y sus inseguridades, sumado a una nueva relación con Matty, que parece destinada a sabotear, son el centro de la nueva temporada y, aunque parezca lo contrario sobre el papel, este egoísmo y esta inestabilidad emocional de Jenna han funcionado perfectamente en cada uno de los episodios. Sí, para Jenna ella es el ombligo del mundo pero la siempre solvente Ashley Rickards y el acelerado humor de los diálogos y de la voz en off ayudan a aligerar los dramas de la protagonista, que aunque repetitivos son comprensibles. Jenna solo tiene que reunir la valentía para tomar la decisión que el público ya hemos comprendido hace tiempo: su relación con Matty no va a ninguna parte.
Para ayudarnos a darnos cuenta de esta conclusión, esta temporada se ha introducido al personaje de Colin que hace que Jenna comience a plantearse sus sentimientos hacia Matty. Como espectadora, Colin me ha resultado un cero a la izquierda. Está demasiado claro desde el primero momento en el que aparece cual es la función del personaje y las miradas intensas y los morritos de Nolan Gerard Funk no ayudan a tomárselo más en serio.
Sin embargo, aunque Jenna solo piense en Jenna, Awkward sabe cuidar a sus personajes secundarios y, si en la temporada anteriores estuvieron algo dispersos (Sadie) o cargantes (Valerie), en esta los guionistas han sabido escribirlos con mucho más acierto. Incluso tramas que tienen peligro de quemarse muy rápido han estado en su justa medida; por una parte, la relación de Jake y Tamara, que aunque no ha aportado mucho, ha sido una forma fácil, rápida e inteligente de desechar desde el primer momento la posible tensión del él con Jenna por haber vuelto con Matty y, por otra parte, la trama de la mafia asiática que podría ser un despropósito y creo que no exagero cuando digo que es la mejor trama de la historia de las series.
No me puedo dejar a la grandísima Sadie, que este temporada ha estado perfecta, soltando sus particulares one-liners, uno tras otro y cada cual mejor que el anterior. Su nuevo estado social en el instituto le ha convertido en una persona más amarga aún de lo que era pero muchísimo más divertida. Espero que podamos verla más en lo que queda de temporada y que desarrollen más y mejor su relación con Matty, que es de esas que solo conocemos por pequeños detalles y conversaciones entre los dos pero que siempre me resulta interesante. Si es posible, sin caer en el terreno romántico, aunque no creo que los guionitas de esta serie sean capaces de escribir una amistad entre hombre y mujer sin que todo acabe como siempre.
Por último, mención especial al profesor del taller de escritura interpretado por Anthony Michael Hall, un soplo de aire fresco, borde y desagradable que ha soltado las verdades más divertidas y dolorosas de la temporada.
En definitiva, Awkward ha tenido una media temporada redonda, muy divertida y tan ocurrente como siempre. Es cierto que si no soportas las decisiones de Jenna (lo que es completamente normal) es difícil opinar así pero si, como a mí, te parece una evolución lógica del personaje, estos episodios nos han dado todo aquello que nos enamoró durante la primera temporada y que echamos de menos en la segunda.
¿Qué os ha parecido a vosotros? ¿Tolerais los egocentrismos de Jenna? Y lo que es más importante, ¿por qué creéis que todos los actores tienen ese tono de piel naranja esta temporada?
Como dices, yo, que no aguanto a Jenna, no me ha gustado mucho, pero en todo lo demás estoy muy de acuerdo. En especial, con lo la mafia asiática.
ResponderEliminarLo de la piel naranja seguro que es por solidarizarse con Ashley Richards y su transformación en Snooki.