A pesar de las buenas críticas que recibió tras el estreno de su primera temporada, de los sólidos ratings que consiguió en HBO y de los logros conseguidos en los premios televisivos —Julia Louis-Dreyfus se llevó el Emmy a casa de sorpresa—, lo cierto es que Veep no ha logrado marcar su sitio en nuestra memoria, y todavía no sé muy bien porqué.
Nadie duda de que es una serie demasiado complicada —que no inteligente, todo sea dicho— para mantener el interés en algo que no sea el sentimiento de vergüenza ajena que suelen provocar Selina Meyer y su equipo. Seguir el ritmo a una serie que gira en torno a la política o, en este caso, la antipolítica, siempre es complicado, pero me atrevería a decir que por muchas vueltas que Armando Ianucci haya querido dar alrededor de este plano contextual, lo cierto es que no es más que los cimientos sobre los que se asienta una serie que lo único que pretende es demostrar que hay incompetencia hasta en la segunda oficina más importante del mundo.
La mitad del mandato ha llegado como un batacazo. La posición del Presidente —al que no conocemos, una broma interna de la serie— está en peligro y, por asociación, también la Vicepresidenta Selina Meyer, que no para de romperse la cabeza —literalmente— para dar el próximo paso. Afortunadamente, las encuestas indican que su posición es incluso mejor que la del Presidente, por lo que tratará de aprovechar la ocasión para acercarse más a su jefe y llevarse un trozo del pastel.
Obviamente, no será tan fácil. La segunda temporada comienza con nuestra Selina en alza y pletórica, pero siguiendo su costumbre, su trayectoria no será más que una metedura de pata tras otra. Primero, tiene que enfrentarse al encuestador del Presidente, Kent (Gary Cole, Entourage), y afrontar mayores responsabilidades especialmente en temas de política exterior, pero eso tan solo será el principio de una espiral de autodestrucción que nos traerá muy buenos momentos.
Efectivamente, los primeros episodios de la segunda temporada parecían no encontrar el lugar que les correspondía y el humor parecía que funcionaba pero tan solo para un público reducido, pero rápidamente encuentra su lugar aprovechando las virtudes de Louis-Dreyfus —quien objetivamente se llevó muy merecidamente el Emmy— y del resto de un reparto de personajes más preocupados por su propia estabilidad que por la de la nación que gobiernan, así como un conjunto de tramas a cada cual más ridícula que verdaderamente me han hecho reir a carcajadas y morir de vergüenza ajena. Porque no olvidemos que, por muy extrema y ridícula que sea, lo que Veep pretende señalar es también una realidad: ¿son nuestros políticos así de incompetentes?
En mi opinión, el punto de despegue de la segunda temporada comienza nada más y nada menos que en el quinto episodio, Helsinki. Para un servidor que ha vivido en Finlandia el pasado año, ese cúmulo de bromas pseudoculturales —danteeksi— que aparecen cada dos por tres fueron una delicia, aunque diría que el verdadero inicio de la crisis de Selina no comienza hasta el siguiente episodio, en el que aparece su ex Andrew y todo comienza a irse de madre. Y lo mejor es que, a pesar de todas las cagadas repletas de dobles sentidos —el espía, la canción, Helsinki, las drogas e incluso la ENORME entrevista que le hace Allison Janney a Selina en el octavo episodio—, al final Selina sale ganando y nos prepara para un futuro en el que veremos cómo una inútil y malhablada mujer tratará de ganar las Elecciones a la Presidencia de los Estados Unidos.
Selina Meyer's not impressed #MemeMaam
Sí, la primera temporada de Veep fue aceptable, pero la segunda ha ganado enteros y ha conseguido sorprenderme de verdad. Su uso de la retórica, del doble sentido, del ridículo y, especialmente, de un reparto sorprendentemente excepcional, han sido prácticamente sobresalientes. Aun así, necesita de nuevas plataformas en las que moverse, encontrar nuevos puntos de partida y tramas externas que sepan copar a las principales. Con suerte la tercera temporada sabrá resolver esos errores.
¿Qué opináis vosotros, si es que hay alguno que siga la serie?
Para mí ambas temporadas han sido perfectas. Simplemente me encanta esta serie.
ResponderEliminarAl principio estaba un poco escéptica por ésta serie, pensaba que el hablar de la Casa Blanca, la política y demás sería un poco aburrido pero fue todo lo contrario, la vicepresidenta le da los toques de comedia que te hacen pasar un buen rato cuando la ves
ResponderEliminar¡Considero que es una entretenida serie de tono político, ahora a ver qué tal se desarrolla Veep 3, que espero siga la misma línea de comicidad y mejore algunas situaciones inconclusas de la segunda!
ResponderEliminarGran tercera temporada que se han pegado también ;) Ahí va mi homenaje a la serie ;)
ResponderEliminarhttp://seriesanatomy.blogspot.com.es/2014/06/selina-meyer-for-president.html
Un saludo!