Ray Donovan, el antihéroe de Showtime

Nos llamó la atención desde que conocimos el reparto y nos convenció con su argumento. No es de extrañar que Ray Donovan fuese el estreno más visto en Showtime con 1,35 millones de espectadores. La cadena del drama ha acertado una vez más.

Tras demostrar su talento en el cine, Liev Schreiber (Scream, Lobezno) borda su primer papel protagonista en televisión, hecho a su medida, y encabeza, junto a Jon Voight (Deliverance, Cowboy de medianoche), un reparto muy solvente.

Ray Donovan (Schreiber) se dedica a resolver los problemas de los ricos y famosos y es el mejor en su trabajo. Los problemas que nunca ha podido solucionar son los personales. Y no son pocos. Se nos presenta una familia ideal que poco tarda en mostrarse tal como es porque aquí el que no tiene problemas, se los busca.

Abby (Paula Malcomson; Caprica, Deadwood), la dedicada esposa y madre, no lleva bien su vida en Hollywood, quiere que sus hijos estudien en colegios privados y está cansada de que Ray no haga todo lo posible por conseguirlo. No tiene ni idea de los problemas que se está buscando por no estarse quietecita en su casa perfecta con su familia perfecta. Y hasta aquí la gente con un pasado normal.

A Ray le supera realizar su trabajo, sacar adelante a la familia y asegurarse de que sus hermanos llevan bien sus vidas. Terry (Eddie Marsan; V de Vendetta) es entrenador de boxeo, dueño de un gimnasio y tiene Parkinson; mientras que Bunchy (Dash Mihok; El lado bueno de las cosas) no supera el alcoholismo en el que acabó sumido porque un cura abusó de él cuando era pequeño. De hecho, Ray también tiene problemas con ese tema, y no lleva bien que le toquen los desconocidos.

Por si esto fuera poco, descubren que su padre Mickey (Voight), que estaba en prisión, tuvo un hijo con otra mujer. Ha salido de la cárcel antes de lo esperado, ha matado al susodicho cura y se dirige a Los Ángeles a conocer a sus nietos.

La circunstancia menos grata, la que convierte finalmente a Ray Donovan en el antihéroe, es la aparición de su amante Ashley (Ambyr Childers), una joven estrella del rock que acabará destruyendo el matrimonio del que, por otra parte, Ray parece estar cansado. Y es que es la única de todas las situaciones de su completo día a día, y pese a todos los problemas de su pasado, que le alejan de ser un padre y marido modelo.

Personalmente, creo que es el principal fallo del piloto. Hubiera preferido al padre que permanece fiel y sensato frente a las tentaciones, al menos durante un tiempo. Siempre habría tiempo de mostrar a un marido harto de un matrimonio vacío. Pero se le perdona porque, según Ashley, Ray se enamora con facilidad.

Otro fallo que se le puede achacar es que tiene demasiados personajes. Con suerte algunos serán secundarios o, a Dios gracias, episódicos.

Ray Donovan es la última producción de Ann Biderman (Southland) e intenta mostrar la vida de Hollywood desde otro punto de vista. Los problemas de los famosos, solucionados de formas cuestionables pero efectivas, son las partes más ligeras de la trama. Los asuntos de los Donovan, parte más espesa, no son nada que no hayamos visto antes (drogas, crímenes, abusos) pero, en cualquier caso, de momento se muestran de manera más ambigua y menos explícita que el resto de situaciones. Esto puede ser un error a largo plazo pero, siendo ahora la parte más densa del argumento, es de agradecer. La combinación de ambas partes convierte la serie en un híbrido de western, sátira y culebrón que, por cierto, merece ya una renovación.

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