Witches of East End, Charmed 2.0

La premisa de "familia de brujas que no saben que lo son pero lo descubren" está muy, muy trillada. Las series sobrenaturales salen de debajo de las piedras. Los dramones telenovelescos abundan en televisión. Pero sorprendentemente puedo afirmar que Witches of East End es un sí rotundo —siempre y cuando te atraiga esto de las brujas, maldiciones y demás, claro—.

Hace ya más de un lustro que esa mítica serie llamada Charmed (Embrujadas en nuestro país) dejó nuestras pantallas, con sus hechizos familiares, sus efectos especiales cutres, su característica casa y esa relación familiar sobrenatural que tanto nos gustaba (al menos a mí). Desde entonces no he visto ninguna serie que tuviera esa esencia, ni que me la recordara lo más mínimo, pero entonces llegó esta. No es ni mucho menos parecida a ella, pero no puedo evitar acordarme de una al ver la otra, casi desde el minuto uno del episodio piloto, y eso me gusta.

Witches of East End es una adaptación de la novela del mismo nombre de Melissa de la Cruz que nos cuenta la historia de Joanna Beauchamp (Julia Ormond, Mad Men), una bruja sobre la que pesa una maldición; una vez tras otra tiene a sus dos hijas pero éstas acaban muriendo, para en el momento de ser enterradas, empezar de nuevo el ciclo, encontrándose Joanna embarazada de nueve meses de su hija mayor. Harta de la maldición, decide esta última vez no contarles a sus hijas su naturaleza mágica, probando así si de una vez por todas éstas no mueren. Ingrid (Rachel Bolson, American Dreams) y Freya (Jenna Dewan-Tatum, AHS: Asylum) son estas dos hijas; la primera, escéptica en cuando a la magia; la segunda, creyente y con problemas amorosos místicos que no puede explicar. La aparición en escena de su tía Wendy (Mädchen Amick, Twin Peaks), hermana de su madre (cuya maldición es no poder morir), las embarcará a todas en un viaje a su verdadera naturaleza para salvar sus vidas.

De momento no conocemos cuál es el peligro y por qué va a por ellas ni cómo se enfrentarán a sus poderes como suele ocurrir en el primer episodio de las series de este estilo. Aunque una mera introducción, el piloto es más que correcto para pasar 40 minutos en menos que canta un gallo y quedándote con ganas de más. De momento la temporada cuenta con diez episodios y yo personalmente estoy deseando verlos. Eso sí, esperaos un Charmed 2.0, no milagros: efectos cutres, telenovela y hechizos extraños por un tubo. Pues mira oye, me encanta.