A la hora de ver y juzgar una serie, sobre todo la primera vez que la ves, la actitud y la predisposición juegan un papel muy importante en ese proceso de valoración y, lamentablemente, Helix ha sido una víctima de ello. El cansancio, el aburrimiento, el no tener tanto interés como debiera y, especialmente, un interminable piloto doble han tenido la culpa. Quiero creer que Helix realmente es más interesante de lo que me ha parecido a mí.
Y lo debe ser. Helix, la nueva serie producida por el ilustre Ron Moore (Battlestar Galactica) que Syfy no dudó en comprar sin pedir un piloto antes, nos cuenta la historia de un equipo de científicos del CDC (Centro para el Control de Enfermedades) que tienen que viajar hasta una moderna base en el Ártico para lidiar con una enfermedad extraña y un misterio que se les escapa de las manos. Una ambiciosa premisa que se deja ver en un piloto de cuidada factura y evidente potencial pero que realmente no cumple con la función primordial de cualquier piloto: lograr que veamos el segundo episodio.
En el apartado interpretativo no hay grandes actuaciones que se puedan destacar y, a mi juicio, un error terrible al colocar como protagonista a un actor de la escuela susurrante como es Billy Campbell (The Killing), quien interpreta al doctor Alan Farragut, jefe del departamento de patógenos del CDC. En ese departamento están las doctoras Sarah Jordan (Jordan Hayes) y Julia Walker (Kyra Zagorsky), interpretadas por dos secundarias episódicas prácticamente desconocidas. Afortunadamente, sus personajes en la ficción tienen mucho más talento para realizar su labor, y eso que el pasado y numerosas cuestiones personales empeoran la situación: Julia es la ex de Alan y su hermano Peter (Neil Napier) es uno de los infectados en la aislada base.
Eso sí, cuando decimos infectados nos quedamos cortos. Uno de los principales atractivos de Helix es que conseguirá que los amantes de las entrañas estén como en casa, y es que no hay cosa más asquerosa que esa sangre negra que lo inunda todo. El misterio puede colocarse en segundo lugar, pues aunque su premisa sea realmente simple, el hecho de que nos encontremos en un espacio cerrado y con muchos secretos ocultos —el director del centro obviamente tiene mucho que ocultar— favorecerá que, si se toman las decisiones correctas, la serie pueda ofrecer un entretenimiento muy saludable con el paso de los episodios. Personalmente, no le voy a dar una segunda oportunidad, pero esperaré ansioso a las críticas de los siguientes episodios y no dudaré en reengancharme si es necesario. La historia es buena, tiene grandes nombres detrás y, especialmente, la posibilidad de crecer como serie y de generar su propia mitología en cuestión de episodios, tan solo le falta conseguir motivar y entretener como debiera. Y eso no lo pueden decir todas las novatas.
A mi me mola, vaya.
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