Cuando Ilana Glazer y Abbi Jacobson se plantearon contar en una webserie lo que es ser un joven de veintitantos en la ciudad de Nueva York, dudo que se imaginaran hasta dónde llegarían sus intenciones. De hecho, ni el presidente de Comedy Central, canal donde se emite Broad City, se imaginó el éxito que tendría esta comedia indudablemente divertida e indudablemente feminista (no confiaba en absoluto en ellas). El mejor estreno del canal en casi tres años concluía esta semana su primera temporada y, por supuesto, la segunda ya está en camino. Es lo que tiene ser la mejor comedia de la temporada (lo siento por Brooklyn Nine-Nine).
Por supuesto, si Broad City ha conseguido llegar a convertirse en lo que es no ha sido precisamente por el talento de Ilana y Abbi, aunque de eso afortunadamente anden sobradas. Evidentemente, estas doñas nadie han recibido el empujón que muchos quisieran tener: Amy Poehler (Parks and Recreation) se lanzó con ellas en su primer proyecto televisivo como productora ejecutiva (vale, hubo una serie de animación antes, pero la obviaremos), y la jugada les ha salido redonda.
Ilana y Abbi, tanto en la vida real como en la ficción, son a grandes rasgos la voz de su generación. O, mejor dicho (para que no se me enfaden, que ya sabemos por dónde van los tiros), otra voz de su generación. Una pareja que está llamada a arrasar en el mundo de la comedia, que rebosa frescura, buen rollo y mucho desparpajo.
Sus historias, al fin y al cabo, no dejan de ser el pan de cada día de muchos: son dos jóvenes que viven unas vidas de mierda, pero que tratan de vivirlas al máximo posible. Puede que su trabajo sea una basura, que sus ligues no vayan a pasar de esa noche, que sus compañeros de piso sean insufribles (sus pisos, también), o que su futuro sea turbio como la atmósfera de la ciudad en la que viven. Ellas son amigas, se tienen la una a la otra, y con eso basta para vivir otro día (eso, y el consumo de sustancias). No hace falta nada más. Ellas son, durante diez episodios, la cara de la utópica Nueva York: su Broad City diversa, variada y repleta de sorpresas.
No se esperaban este éxito. Ni ellas ni nadie. De no ser nadie a trabajar con la flor y nata de la comedia neoyorquina, probando de que hay talento más allá de los grandes nombres. Juventud y frescura en la medida perfecta: por dos.
Plas, plas, plas. Nos encanta todo lo que toque Poehler, Jaime. Nos encanta.
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