La semana pasada se estrenó The Knick, una serie que ha creado una gran expectación por sus impactantes tráilers, su cuidada estética y por sus ilustres nombres delante (Clive Owen) y detrás de las cámaras, el cineasta Steven Soderbergh, que ha dirigido todos los capítulos de esta primera temporada. Ambos, además, son productores ejecutivos, razón suficiente para pensar que ambos se han hecho un traje a medida. Cinemax apuesta fuerte por esta ficción de época, tanto que ha sido renovada al tiempo que se emitía su piloto.
The Knick nos cuenta una historia de cirujanos en Nueva York año 1900, en el que la profesión todavía estaba en ciernes y la tasa de mortalidad en las operaciones era demasiado alta. El doctor Thackery (Clive Owen) encabeza el departamento de cirugía del Hospital Knickerbocker, al mismo tiempo que se autodestruye por su adicción a la cocaína. A través de él, sobre todo, se construye un relato en el que comprobamos de primera mano cómo se las gastaba la sociedad neoyorquina de la época, desde el racismo tolerado e indiscutible hasta la corrupción, siempre tan inherente al ser humano durante toda la historia.
Cada vez que veo ese Nueva York de finales del siglo XIX y principios del XX, no puedo evitar pensar en Gangs of New York (Martin Scorsese, 2002), y sobre todo la secuencia en la que los bomberos se enfrentan para disputarse la extinción de un incendio. En The Knick, observamos una rivalidad similar entre las ambulancias, que llevan a accidentados a los hospitales a cambio de dinero. La mencionada corrupción también entra en escena en la piel del director de la institución, dispuesto a hacer favores y conceder concesiones “a cambio de”. Por último, el racismo parece jugar un papel fundamental en los primeros compases de la serie tras la llegada del doctor Algemond Edwards (André Holland), discriminados por sus compañeros por su color de piel, que tendrá que superar su ración de obstáculos hasta ganarse la confianza de Thackery.
Soderbergh demuestra su habilidad con la cámara una vez más, con unos movimientos fantásticos y creando unos planos realmente preciosos (también ha hecho labores de director de fotografía y editor). Estéticamente, la serie no tiene ningún pero. Tampoco de ambientación, ya que las secuencias en exteriores no desentonan en absoluto, y no son pocas a pesar de la dificultad y el coste de recrear una ciudad que ya no existe como tal. La música tampoco pasa desapercibida en The Knick, pues sorprende con una banda sonora muy llamativa y a primera vista anacrónica, que puede chirriar en un principio pero que conjuga con todo el conjunto, con el “cómo” que elige el director.
No todo va a ser bueno en The Knick. La verdad es que no ahnelaba ninguna serie de cirujanos de 1900. El tema no me atrae para nada, la historia me aburre en ciertos momentos y más allá de la curiosidad de ver cómo eran las operaciones entonces, o del valor histórico que aporta. Por supuesto, le voy a dar una oportunidad porque creo que lo merece y parece que detrás de esta “simple” historia de cirujanos de época, puede haber algo importante. ¿Qué os ha parecido a vosotros el estreno de The Knick?
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