Outlander es la gran apuesta de la cadena Starz para esta nueva temporada, aunque su estreno fuera en agosto. Dieciséis capítulos componen la primera temporada del mayor encargo de capítulos de la historia de la cadena. Basada en la saga literaria del mismo nombre escrita por Diana Gabaldón, la adaptación televisiva promete ser uno de los grandes éxitos del año, siempre y cuando los fans de las novelas no le den la espalda, algo que creo que no sucederá porque el resultado de su piloto me parece más que aceptable. Eso sí, desde el punto de vista de alguien que no las ha leído.
Las series de época nunca pasan de moda, primero porque tienen su público, que las busca y las disfruta; y segundo porque técnicamente y narrativamente suelen ser espectaculares y muy creíbles. Es el caso de Outlander, una ficción que huele a superproducción desde los primeros compases gracias a su música y a la riqueza visual que sus paisajes le otorgan. El encargado de adaptar la novela, junto con la propia Gabaldón, es Ronald D. Moore, muy conocido en el universo seriéfilo por ser el creador de Battlestar Galactica, y que prueba suerte como guionista tras varios intentos fallidos con un producto muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados.
Claire y su marido Frank se reencuentran tras servir ambos en la Segunda Guerra Mundial y viajan a Escocia con el fin de rehacer su matrimonio interrumpido y, en el caso de él, investigar sobre sus antepasados. Tras presenciar una ceremonia druida local, Claire se ve atraída a tocar un monolito, que acaba transportándola al siglo XVIII, donde sus conocimientos sobre el presente pueden ser útiles y arriesgados al mismo tiempo. En esta bifurcación de su vida, encontrará un nuevo amor en su vida.
Ahora os cuento el problema que tengo con Outlander. La historia no me atraía a priori para nada, no me apetecía ver ningún drama romántico de época. Al no haber leído la novela, no sabía qué me estaban contando y hacia dónde iba a evolucionar la historia, como si sus creadores asumieran que todo el que está viéndola ya ha leído los libros. Pero con el paso de los minutos y gracias a escenas tan intrigantes como la de la figura fantasmagórica que observa a Claire en su habitación y esa misteriosa lectura de manos en la que se le anticipa una bifurcación en su vida, mi interés se despertó poderosamente, hasta que se produce el viaje en el tiempo y me cambian la serie que estaba empezando a disfrutar y en la que tanto me había costado entrar. Necesitaba saber más sobre lo que estaba pasando en 1945 y espero que vuelvan a retomarlo más adelante.
Outlander ha cosechado buenas críticas por un piloto que a mí me ha dejado un poco frío, tanto que pensé en abandonarla en un principio, aunque al final le daré una nueva oportunidad para conquistarme otra vez. Millones de lectores no pueden equivocarse ¿no?
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