Hoy miércoles se estrena en FXX la décima temporada de It’s Always Sunny in Philadelphia, esa comedia demasiado desconocida sobre cinco amigos que tiene un bar y nadie sabe cómo aún no están en bancarrota, porque hacen de todo menos regentarlo. Y como estar diez años en antena es algo que debería ser al menos proporcional a la relevancia que una serie tiene (exceptuando los CSIs, NCISs, L&Os y ya basta), hoy vamos a hacer justicia y recomendaros un supermaratón de 104 episodios por el cual un servidor pasó en un mes y no puede estar más feliz de haberlo hecho.
He aquí cinco razones para darle una oportunidad a The Gang.
1. Políticamente (y generalmente también) incorrectos
El tema de los humores es algo muy personal. El de Sunny se caracteriza por un rasgo muy sencillo y muy suyo: si suena feo, nos vale, y que no os
engañe el título. En diez años lo han tratado prácticamente todo y la han liado
con infinidad de temas que en la televisión pública en la vida hubiesen podido
mentar. Incesto, aborto, pederastia, racismo, drogadicción, los problemas
paternofiliales, la prostitución, el canibalismo… ¿Me dejaré algo? Seguramente.
The Gang se mueve con tanta naturalidad en toda la ponzoña social que realmente
da igual. Todo lo censurable y reprobable tiene cabida y es genial.
2. El hijo de puta como objeto de estudio
¿Qué suele haber en las comedias? Un reparto de personajes y que cada uno
esté más o menos encasillado en un estereotípico clásico del humor televisivo.
En Sunny no sucede. Los cinco representan a un único arquetipo.
Eso sí, cada uno con sus
peculiaridades. Le puedes poner egocéntrico hasta reventar, desastroso y
repugnante, sexualmente difuso, totalmente perdida en la vida o siendo un
timador profesional. Y lo mejor de todo: no tienen ningún tipo de reparo en
venderse mutuamente para conseguir sus objetivos o meterse los unos con los
otros sin compasión ninguna. Especialmente con Sweet Dee. Valores everywhere.
3. Serie de autor/es
Esto de escribirse una serie para uno mismo ya se venía haciendo mucho
antes de que a Lena Dunham le diese por enseñar las… Bueno. Eso. Los tres
protagonistas, Rob McElheney, Glenn Howerton y Charlie Day (que últimamente se
está haciendo popular por las películas de Horrible
Bosses) son los mismos guionistas de
la mayoría de episodios. Y la diferencia se ve en ese manejo de la
continuidad y la progresión/degeneración de los personajes. Si es que cuando
uno se lo guisa y se lo come, se nota.
4. Un señor plantel de recurrentes
Gloriosos son esos personajes que orbitan alrededor de The Gang y que hacen
del episodio en el que aparezcan algo aún mejor todavía. Nunca entenderé por
qué no les hacen fijos o les explotan aún más, pero lo bueno si breve… Ponemos
de ejemplo a la Waitress, que la adoramos y no tiene nombre siquiera; los
McPoyles y su afición por la leche y el amor fraternal; o la gran, gran Artemis,
toda una diva fracasada de los escenarios. Estos personajes, a cada
cual más estrambótico, son el complemento perfecto para que los protagonistas
se luzcan aún más que de costumbre.
5. Los running gags
¿A quién no le gusta que pasen las temporadas y en una serie encuentren
formas de meter uno de esos chascarrillos
familiares que siempre te hacen reír? Porque en este caso, te descojonas.
Véase comparar a tu hermana constantemente con un pájaro gigante, un subtexto
omnipresente de un bromance más sexualmente cargado de la cuenta, vuestros grandes
éxitos musicales o sencillamente hacer vida de rata. Literal. Rata de animal de
ir a pasar el día a las alcantarillas.
*
Y para acabar, una razón más de regalo camuflada de conclusión: cuando
tienes presupuestos irrisorios, la
cadena no tiene muy claro qué hacer contigo y sólo tienes tus propios guiones y
personajes para hacer reír al personal, se ve cuando un producto es bueno y tiene gente con verdadero talento detrás.
Dicho lo cual, no sé a qué estáis esperando. Hace rato que teníais que
haber dejado de leerme y empezar a ver Sunny.
¡Vamos!
Que rule los subtitulos que no se encuentra en su totalidad en internet,
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