Una de las razones del éxito de crítica que ha tenido El Ministerio del Tiempo, la nueva ficción de TVE, ha sido la expectación generada días antes de su estreno. Los asistentes a su preestreno a la prensa que pudieron organizar su agenda, ya que fue anunciado con menos de un día de antelación, pudieron ser testigos del nacimiento de una de las producciones españolas más agradables de los últimos años. Y, por qué no decirlo, de las menos españolas.
Evitando la conversación sobre la calidad de las series españolas, que ya conocemos de sobra y que explica por qué en esta casa hablamos tan poco de ficción patria, me lanzo a enumerar las pequeñas bondades que convierten a El Ministerio del Tiempo en una alternativa realmente aceptable: es una serie de género (de más de uno), muy poco común en nuestra televisión; abandona los convencionalismos del drama televisivo habitual y encuentra su lugar proponiendo un toque cómico inesperado y funcional; y no menos importante, no tiene publicidad al ser emitida en la cadena pública.
Sus 70 minutos de metraje se pasan en un suspiro, y no es para menos. Con ingenio y soltura, El Ministerio del Tiempo elabora su propia premisa en cuestión de minutos presentando a sus personajes en un estilo que recuerda mucho a las películas de acción y aventuras, e introduciendo el que será su hogar durante los próximos episodios . Así conocemos a Julián (Rodolfo Sancho), un enfermero del SAMUR de hoy en día; Amelia Folch (Aura Garrido), la primera universitaria, que viene del año 1880; y Alonso de Entrerríos (Nacho Fresneda), un soldado de los Tercios de Flandes. Ellos son los nuevos reclutas de el Ministerio del Tiempo, un proyecto ultrasecreto con una misión especial: impedir que el pasado cambie.
El primer episodio no solo ha sido una alegría, sino que ha servido de precedente para una serie que puede llegar a ser realmente imprescindible. Ha generado una expectación que hacía mucho tiempo no ofrecía una serie española, y no podemos esperar a ver qué otras "puertas" cruzamos en los próximos episodios, qué gracietas (no tan forzadas como pueda parecer) suavizan los momentos de sosiego, y cómo se plantea el desarrollo de las historias personales de los protagonistas y de las misiones de el Ministerio. Ah, y cuál será el siguiente punchline de Cayetana Guillén Cuervo.
¿Somos españoles, no? Pues improvisen.
Coincido totalmente contigo, Jaime. Una agradable sorpresa, entretenida, me enganchó desde el minuto 1. Será la primera serie española que veo en años! :) Eso sí, en datos de audiencia (14'8%) fue superada por "Bajo sospecha" (19'6%).
ResponderEliminarTe recomiendotambién la serie "Isabel" y "Crematorio". :)
ResponderEliminarFantastica!!!!. Y el segundo episodio es aun mejor que el primero. Una gratísima sorpresa, amena y ademas historicamente educativa
ResponderEliminarY el tercer capitullo tambien interesante. Muchos fallos temporales pero se perdonan por el sentido del humor.
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