La despedida ha sido agridulce. Parks & Recreation nos ha dado una última temporada de cierre perfectamente llevada hasta este
momento. Redondo, lacrimógeno y en buena compañía. Lo que un final de serie
debería ser.
La séptima temporada, rápidamente quitada de en medio por NBC (esa cadena
defensora de lo suyo) nos plantea nuestro Pawnee en 2017. Tras la breve
frenemistad de Leslie y Ron, todo el personal del Departamento de Parques y
Jardines se fue quedando colocado entre bodas, reasignamientos de carrera y
programas infantiles. Y para más inri, en este doble episodio final,
vuelven a saltar en el tiempo para ver lo que les depara a los funcionarios años luz.
Antes de empezar con el repaso al episodio lanzo una pregunta: ¿eran
realmente necesarios los flashforwards sobre ya el salto temporal? ¿Hacía falta aún más viaje en el tiempo?
El toque mágico de Leslie Knope/Amy Poehler, a quien ya o ya necesitamos en
otro proyecto en cualquier cadena, pero preferiblemente una que no se ventile
episodios de dos en dos, nos iba desvelando el devenir del plantel de personajes
bajo la excusa de una reparación de columpio. Donna treating her man, April
disfrutando de sus estrías pese al asco que da traer un niño al mundo, el éxito
del fracaso y otras paradojas espaciotemporales patrocinadas por Tommy
Haverford, Ron sonriendo como un chavalín enamorado en su canoa… Por tener hemos tenido hasta
a John Ralphio y Mona Lisa.
No me he olvidado de nada. Nos quedamos con dos flashforwards que reniegan
parcialmente de la comedia y abrazan el dramatismo y la tragedia (porque es
una tragedia y punto) que es perder a Parks.
Gary/Garry/Jerry/Larry/Terry. Una vida más completa y redonda que este episodio. 100 años, todo lo que quiso y la muerte más feliz que se puede tener. Y una mujer que no envejece, que
también hace mucho.
Y por último, el momento que todos esperábamos: el retorno de Ann, ese
precioso unicornio interestelar con su Chris después de un año sin verles. Dejando
a un lado la predictibilidad de que Leslie sería la que fuese candidata a
gobernadora de Indiana y por breve que ha sido su intervención, sólo volver a
verla con April y Leslie ha merecido la pena la rápida despedida, arrancando una sonrisilla en este
lacrimógeno final.
Conclusión: el Departamento de Parques y Jardines siempre ha valido lo que ha valido por el cercano trato de su personal.
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