La versión cuenta con muchas caras conocidas: Peter Sarsgard es Hector y Thandie Newton es Aisha, y están acompañados por Brian Cox, Zachary Quinto, Uma Thurman, Marin Ireland, Thomas Sadoski y Penn Badgley, entre otros. La australiana Melissa George, quien ya participó en la original, repite en el papel que podría devolverla a la primera línea.
La introducción tiene un aire jazz, gustos personales de Hector, que encaja a la perfección con la forma de contar la historia, aunque no es, ni por asomo, lo que esperas cuando lees sobre el argumento o cuando ves un vídeo promocional. Un comienzo muy pobre para lo que está por venir. Es probable que centrarse en un personaje en cada episodio sea efectivo, sobre todo por dejar atrás la historia de la niñera. De momento, la vida de Hector, sumada a una narración trasnochada e innecesaria por obvia, le resta interés. ¿Culpa de las ideas preconcebidas? Al no saber cómo se desarrollarán los hechos, desde casa tienes la sensación de estar presenciando la aburrida historia sentimental de un personaje al que no conoces en absoluto ni quieres conocer.
Por suerte, gran suerte, llegan los invitados. Alrededor de veinte personas están invitadas a comer. Es una familia plural, como las de todos. Se nota el caos, demasiada gente, muchos niños demasiados personajes, pero le viene bien para coger ritmo y para ayudarte a sumergirte en la historia. Todos dejan clara su forma de ser, ya que se autodescriben de manera bastante forzada conforme van llegando a la fiesta. Y qué bueno es saber que los próximos episodios se centrarán en otras personas. Incluso la vida de Hector es más atractiva tras conocer a Aisha.
Manolis y Koula son inmigrantes griegos, con personalidades de otro tiempo y manías que no todos son capaces de soportar. Deciden hacer un regalo a todos los asistentes, gesto que trae cola. Reseñable también la tensa relación entre Gary, que parece mantener una cruzada contra el mundo, y Harry, quizás excesivamente agresivo, ambos con una personalidad muy definida. Gary y Rosie educan Hugo en casa. Creen que el colegio preescolar no le aportará nada. Muchos creen que lo están malcriando. Rosie todavía amamanta al niño de cinco años, que es increíblemente irritante. Harry y Sandi tienen dinero y un hijo casi adolescente.
Durante la sobremesa, los niños comienzan a jugar en el jardín. Poco después, en una de sus rabietas, Hugo se rebela contra sus amigos y les amenaza con un bate. El ambiente ya estaba caldeado para Harry, que decide acercarse y dar una bofetada al crío.
El piloto tuvo cinco millones de espectadores, buena marca en esa franja de NBC. Un punto de partida flojo teniendo en cuenta sus aspiraciones, su magnífico reparto y que no competía con The Big Bang Theory, que descansaba la semana pasada.
¿Te apuntas a The Slap? ¿De qué lado estás?
No entiendo la manía de rehacer películas y series que tienen los estadounidenses, y menos con productos que ya estaban en su propia lengua (la original The Slap es australiana). Si encima a eso le unes que la historia y los personajes tienen mucho más que ver con la sociedad australiana, y que han cambiado cosas importantes de la versión primigenia (que se basaba en una fantástica novela de Christos Tsiolkas, de la que cambiaban muy poco), el resultado es pobre e innecesario. Un gasto de dinero inútil.
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