El Área 51 o la fórmula de la Coca-Cola son dos de los secretos mejor guardados de la Historia, pero nada que ver al lado de los datos de audiencia de Netflix.
El canal de vídeo bajo demanda mantiene históricamente en secreto sus datos de audiencia, de manera que no ha permitido a ninguna empresa medir el número de espectadores de sus programas, principalmente porque su modelo de distribución —"lanzar" sus programas de golpe en bloques de temporadas— no se puede medir del mismo modo que el utilizado en la televisión tradicional; y porque al no contener publicidad no tiene a agentes relacionados interesados en esos datos. Por otro lado, a Netflix también le interesa mantener el secretimo.
Hasta ahora, la única forma de conocer los datos de audiencia era basándose en su número de subscripciones. Netflix tenía en el primer trimestre de 2013 33 millones de subscriptores. En el primer trimestre de 2015, esa cifra se ha duplicado —62,27 millones de subscriptores totales (nacionales e internacionales) a finales de marzo de 2015—.
A pesar de que Netflix quiera mantener en secreto sus datos de audiencia, esas cifras son de gran interés para numerosas empresas, principalmente de la competencia. Según señala Variety en un reciente artículo, la compañía de investigación de mercados Luth Research ha elaborado un panel de audiencias con el que se pueden obtener datos representativos de los espectadores de Netflix. El panel se realizó con 2.500 subscriptores de la plataforma VOD a través de Internet, no de televisión.
Su forma de medir la audiencia ha sido comparando el número de subscriptores con el tiempo que estos tardan en ver al menos un episodio de la serie desde que esta es colgada en la plataforma, lo que no significa que la vean entera pero al menos garantizan que la han visto. Es decir, mide la popularidad del producto.
Luth ha realizado estas estimaciones con Daredevil, Unbreakable Kimmy Schmidt, Marco Polo y Bloodline, tomando como periodo de medición los primeros 30 días de disponibilidad de la serie. También lo ha hecho con House of Cards, aunque en su caso la ventana es de 11 días.
Los datos son interesantes, aunque no definitivos: se podría decir que Daredevil es la serie más popular de la cadena, ya que en el periodo de 30 días un 10.7% de los subscriptores accedieron a su contenido. A ella le sigue Kimmy, con un 7.3% de subscriptores en el mismo periodo. Después se encuentran House of Cards con un 6.5%, seguida por Marco Polo y Bloodline, respectivamente.
Si comparamos estos datos con el número total de subscriptores (internacionales), los datos son más visuales: aproximadamente, 6,66 millones de subscriptores habrían visto Daredevil, 4.54 millones habrían visto Unbreakable Kimmy Schmidt, 4.47 habrían visto House of Cards y 1,45 millones habrían visto Bloodline.
Visto de esa manera, son números muy interesantes pero difícilmente comparables a los obtenidos por otros canales de televisión. En número de espectadores, salvo Bloodline, el resto de series son comparables a una serie mediocre de las networks americanas, pero por otro lado estarían por encima de muchas series de televisión por cable.
No obstante, como decimos, no se deberían comparar porque el modelo de distribución no es el mismo y Netflix ha querido escapar de este tipo de escrutinios —o dar la sensación de que quiere hacerlo, por lo menos— con el fin de poder centrarse en televisión destinada a la audiencia y no a los anunciantes. Además, dadas las particularidades del producto Netflix y las dificultades interpuestas por el sistema, Luth ha sido incapaz de extraer datos demográficos o pautas de consumo, aunque están trabajando en nuevas inspecciones.
Curiosamente, anoche la cadena NBC anunciaba que su próxima serie, Aquarius, estará disponible en su totalidad en la web del canal después de la emisión de su piloto el 28 de mayo. Aunque los datos de Netflix no son espectaculares, ¿podrían significar que el modelo de distribución funciona lo suficiente como para que conviva con el modelo tradicional en una misma cadena?
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