Hoy vamos a hablaros de la serie que batió todos los récords de audiencia
de la cadena británica Channel 4 (casa de Utopia
y las originales Shameless y Queer as Folk) en su estreno el pasado
domingo: Humans.
Humans es la adaptación de una ficción sueca que
ha sido aplaudida por la crítica y que nos trae Channel 4 en colaboración con
AMC, que de dramas de calidad saben un rato. ¿Cuál es el resultado? Un elaborado thriller
sci-fi sobre los conflictos entre la evolución tecnológica y los límites de la
ética científica.
La inteligencia artificial ha sido desarrollada hasta tal punto que en
Londres lo más común es tener casa propia, coche y un robot que te haga todas
las tareas del hogar o cualquier otra cosa que pidas. Estos robots han sido
perfeccionados de modo y manera que tienen una apariencia 100% humana y están totalmente
integrados en la sociedad con la salvedad de algún disidente o debate
televisivo.
El primer episodio nos deja entrever todas las cartas que va a jugar la
serie y cómo las va a jugar. Pese a una primera impresión de drama familiar
con la adquisición de una Synth que es recibida con escepticismo por parte de ciertos miembros de la familia,
rápidamente los guionistas nos explican hasta qué punto quieren expandir su
universo.
Anita, la Synth que los Hawkins acaban de comprar, tiene un pasado y hasta
flashbacks. Los robots tienen antecedentes también y el suyo es particularmente
especial, dejando el drama familiar como un componente más de la serie bien alejado del protagonismo absoluto. Anita forma parte de un grupo de Synths que van más allá del formateo
básico y se permiten licencias como sentir. Esta segunda trama se presenta como
el auténtico atractivo de la serie: conocer los experimentos que llevaron a la
creación de vida casi humana, y que son naturalmente perseguidos como errores de
fabricación a los que hay que hasta temer.
Es esta dimensión emocional de tanto la serie como de los Synths pone la guinda al pastel de lo que los guionistas
quieren contarnos. No estamos ante una serie sobre el desarrollo de la inteligencia/sensibilidad artificial, sino que
tenemos que tener en cuenta las repercusiones de estos inventos en nuestra
propia vida y cómo se nos olvida que son máquinas que hay que reciclar cada
cinco años. No sólo los niños se encariñan con el juguete. Para los adultos también se han
convertido en objetos de afecto.
La apuesta es sólida y está perfectamente producida, especialmente en el
departamento de actuación a la hora de encarnar a los Synths. El primero
de los ocho capítulos de los que consta Humans promete una narrativa intensa en
la trama y la incógnita a la vez que potente en la profundidad moral y
filosófica. Si no queréis perderos una serie que apunta a una de esas joyitas británicas, no
tiene mucho sentido esperar más para lanzaros a Humans.
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