En un mundo en el que hasta E!, Yahoo y PlayStation producen sus propias series, no estamos mentalmente preparados para que la próxima "gran serie" nos venga de la mano de un canal como Lifetime, que apuesta más por el entretenimiento light y los realities de bajo presupuesto. Pero, de pronto, algo como UnReal llega y se carga, una vez más, los prejuicios del público con una mezcla irresistible para los fans de la televisión en general.
La serie, creada por Marti Noxon –que ha escrito episodios de Mad Men, Glee, Buffy y Anatomía de Grey– y Sarah Gertrude Shapiro –productora de The Bachelor, una especie de Quién quiere casarse con mi hijo norteamericano–, nos mete de lleno en la producción de Everlasting, un programa de televisión en el que un “codiciado soltero”, heredero de una cadena de hoteles, busca al amor de su vida y deberá elegir entre un grupo de chicas dispuestas a todo con tal de ser la elegida.
Entramos en este universo de la mano de Rachel, una miembro del equipo que dejó el programa la pasada temporada por culpa de una crisis nerviosa y regresa al rodaje para descubrir que su ex novio está ahora prometido con una chica a la que ha enchufado en producción. Pero no os preocupéis, aunque UnReal no oculta su vocación culebronesca, a esto se le dedican apenas 5 minutos en el piloto, dando más peso a mostrar cómo tras las cámaras manipulan a los concursantes para conseguir que hagan y digan cosas de las que se arrepentirán después, cuando ya sea tarde.
Broncas, drama, sexo, peleas... Cuando vemos programas de este tipo sabemos que la mayoría de lo que ocurre está prefabricado, pero no hace que verlo sea menos impactante. UnReal logra varias veces en el piloto ser turbia e inquietante, especialmente con su escena final, y es al mundo de la televisión lo que House of Cards o Scandal al de la política: una revisión cínica, loca y pasada de rosca que dista de ser verosímil pero, desde luego, es muy reconocible y sirve para poner temas interesantes sobre la mesa.
Y, como estas dos, tiene la diversión como meta principal. En el primer episodio de UnReal, los momentazos se suceden uno tras otro sin dar tregua al espectador y, sin embargo, todo funciona. Puede que la productora interpretada por Constance Zimmer –que, cómo no, se llama Quinn King– sea un cliché con patas, pero hay algo magnético en su frivolidad. Mientras, los participantes de Everlasting, que no saben dónde se han metido, consiguen generar empatía pese a responder también a arquetipos claros.
En el centro, una genial Shiri Appleby cargando de matices a Rachel, que domina como nadie el arte de la manipulación pero no disfruta con ello y empieza a estar cansada de una profesión tan miserable a veces. ¿Es su flirteo con el protagonista del reality genuino o forma parte de su estrategia para conseguir que haga lo que quiera? ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar la serie con tal de ponernos los pelos de punta? Yo ya cuento los días hasta el próximo capítulo.
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