Si hay una cosa que me da pena de Veep es que en España tiene una repercusión prácticamente nula. De hecho, esa es probablemente la única cosa que no me guste de la serie de HBO, y punto. Aunque se emita en España en Canal+ Series, la serie lamentablemente ha pasado desapercibida entre la excesiva (y razonable) promoción que el canal ha hecho de Juego de Tronos.
Evidentemente, no se pueden comparar. Otras cosas, sí: hay muchos parecidos tanto en lo que cuenta la serie (sátira política) y en cómo lo cuenta (básicamente, insultos y humor negro), con lo que nos gusta a los españoles. Basta echarle un vistazo a Twitter para darse cuenta de ello.
No sé vosotros, pero con todo lo que ha pasado estos días, cada vez tengo más claro que nos vendría a todos estupendamente echarle un vistazo a Veep, aunque solo sea por aliviar tensiones con un poco de gracia. Al fin y al cabo, aunque la política estadounidense y la española sean muy diferentes, los políticos son igual de incompetentes. Eso es un hecho.
La cuarta temporada de Veep, que concluía el pasado domingo, ha sido tan brillante como las anteriores. Un poco más, si tenemos en cuenta que la serie se mantiene igual de fresca a la altura de la cuarta temporada, aunque haya hecho falta falta un cambio de escenario para relanzar a Selina Meyer y a su equipo. Ahora, al frente de la Casa Blanca.
La presidencia de Selina no es fácil, mayormente porque tanto ella como su equipo flotan en la ineptitud absoluta. La presidenta ha acabado en la Casa Blanca prácticamente de potra; para defender su posición, como Frank Underwood en la tercera temporada de House of Cards, quiere basar su mandato en un ambicioso programa, mucho más populista que efectivo. ¿De qué me suena? Una metedura de pata tras otra, la aventura presidencial de Selina ha sido una obra maestra.
Aunque Veep se haya equivocado, en mi opinión, con algunas tramas (Jonah sigue sin encontrar su sitio. Dan, menos), la cuarta temporada ha sido redonda, repleta de conflictos, discusiones, momentos hilarantes y mucha vergüenza ajena. Si hay alguna serie que le puede arrebatar el Emmy (por fin) a Modern Family, es Veep. Y no nos olvidemos de su reparto: Julia Louis-Dreyfus, Anna Chlumsky, Hugh Laurie (¡grande!) y Tony Hale serán algunos de los grandes competidores.
Tendremos que esperar un año para que regrese, seguramente, con una vuelta a sus orígenes.
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