Los superhéroes nos van a salir por las orejas. No es ningún secreto que lo que hace unos años fue el boom de lo sobrenatural ahora es la era dorada de estas personas con poderes —algo no muy natural tampoco, realmente— que velan por nuestra seguridad, aunque como ya ocurrió, empieza a cansar un poco, y más viendo lo que aún nos espera. La marca del ratón que ahora todo lo quiere (con permiso de Google), ha aterrizado en los últimos años en su network con las series de Marvel, y aunque Agent Carter nos cautivó desde el principio, antes llegó S.H.I.E.L.D., esa serie que prometía crossovers con los taquillazos del Universo Marvel y que nada más empezar se desinfló enormemente y trajo consigo la pereza al verla. Sin embargo, una que es cabezona cuando se pone se pone, y afortunadamente, a veces este hope-watching no sale mal.
Si ya al final de la primera temporada Agents of S.H.I.E.L.D. supo serializarse uniendo tramas con lo acontecido en Winter Soldier —pero de verdad, no como con la de Thor— ganando a todo ese público al que tenía aburrido, la segunda temporada, que volvió a empezar con flojera (no tanta, también es cierto) también se crece con el tiempo, sabiendo, además de aportar información extra a los espectadores de Age of Ultron, introducir al público una historia que dentro de unos años será una de las películas de Marvel de la que aún no se ha hecho alusión: Los Inhumanos.
S.H.I.E.L.D. ha aprendido que los casos individuales de la agencia con los que intentaron darse a conocer importan más bien poco al espectador regular de la serie, que suele no ser ajeno al Universo Marvel, y ha sabido hilar las tramas para que la serie sea un hilo conductor del MCU que no es necesario pero sí "beneficioso" para aquellos que quieren ir más allá.
A lo largo de esta segunda temporada se ha desarrollado la guerra interna entre los agentes de Furia, que viendo el errático comportamiento de Coulson consideran que la agencia no es lo que debería bajo su mando y fundan "la verdadera S.H.I.E.L.D.", añadiendo un problema más en la batalla contra HYDRA y el mundo que les ve como terroristas; si a esto le sumamos el descubrimiento de la cultura escondida Inhumana, nos queda una temporada con tramas interesantes que no pensamos que veríamos. Skye/Daisy desarrolla poderes —y aprende a controlarlos tras el drama inicial—, se reencuentra con su madre, también Inhumana y aprende incluso a apreciar al monstruo de su padre, quien finalmente resulta ser más coherente en sus decisiones que la extremista de Jiaying, provocando un final agridulce para la familia Johnson, pero incorporando al equipo de S.H.I.E.L.D. un agente con poderes más allá que las habilidades de May y Bobbi o el conocimiento combinado de Fitz-Simmons (a quienes por cierto, echamos de menos como dúo pese al gran trabajo de Iain De Caestecker en su Fitz post-ahogamiento).
Marvel ha sabido encontrar su sitio en la cadena, y pese a no tener unas audiencias astronómicas, las tramas de S.H.I.E.L.D. se han estabilizado, dejando fuera relleno innecesario introduciendo además al público ansioso de más en un universo aún más amplio.
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