Tras quince semanas de espera (más el parón navideño), dos muertes falsas y un montón de decisiones de guión incoherentes por parte de los creadores, ha llegado el momento que The Walking Dead tanto había preparado. Efectivamente, la aparición de Negan ha tenido mucha fuerza pero atenuada por las altas expectativas que nos han obligado a tener y por el abuso de cliffhangers inmorales de quien parece no tener otra forma de fidelizar a la audiencia, de quien no sabe que el material que tiene entre manos tiene la suficiente fuerza como para poner la serie patas arriba. En definitiva, de quien prioriza el qué al cómo.
Paradójicamente, a pesar de todo lo que he criticado la evolución tan abrupta de Carol, sus escenas con Morgan me han parecido lo más coherente del episodio, lo que es The Walking Dead de toda la vida. Las absurdas decisiones de Carol han sido un mero viaje para que aprenda que hasta Morgan es capaz de apretar el gatillo cuando hace falta, que toda vida es preciosa hasta cierto punto y que, por supuesto, hay algunas vidas más preciosas que otras. Esperemos que este lapsus de los guionistas sea temporal y devuelvan la cordura a un personaje que nos ha hecho disfrutar mucho en la serie. Por último, esta línea argumental nos presenta a un nuevo grupo de supervivientes (The Kingdom según leo en Twitter), quienes pueden ser unos valiosos aliados en la séptima temporada.
Durante la primera parte de la temporada supimos que Jeffrey Dean Morgan interpretaría a Negan, un villano que los fans del cómic estaban deseando ver en la serie, un villano importantísimo en un momento en el que hacía falta un golpe de efecto. Desde entonces, todos hemos creado expectativas por encima de nuestras posibilidades, deseando ver cómo sería el camino que llevara hacia Negan y cuánto disfrutaríamos el momento de su presentación, que se esperaba violento. Un tsunami nos prometieron. El problema es que los guionistas han supeditado prácticamente estos dieciséis episodios a la última secuencia de Last Day On Earth y, claro está, ha decepcionado. ¿Por qué?
Porque una mera aparición de un personaje esperado, por muy espectacular que sea (que no lo ha sido tanto), no puede estar tan mal cimentada como la de Negan. Los protagonistas de The Walking Dead, tan bien trabajados en temporadas anteriores, han perdido profundidad y han tomado decisiones incoherentes con lo que llevamos viendo durante cinco años. No podemos entender cómo Rick, que nunca ha tomado riesgos, se muestra tan confiado contra los Salvadores a pesar de todo lo que ha vivido; que la evolución de Carol sea incomprensible para el espectador; o que Daryl haga la soberana estupidez de intentar vengar una muerte con el orgullo como único motor. Y si éstos son los mejores personajes y los favoritos del público, ¿qué podemos esperar de los demás? Si a todo esto le añadimos las trampas de guión y cliffhangers resueltos con deux ex machinas delirantes, todo se va al traste.
Con este caldo de cultivo, tenía mis reservas con la llegada de Negan y efectivamente no me equivocaba, ha perdido fuerza. Ni siquiera Jeffrey Dean Morgan, perfecto para el papel, me ha parecido todo lo temible que esperaba, no le he visto tan caracterizado como pensaba aunque su trabajo es bueno e irreprochable. Parte de la decepción viene dada de antemano, cuando los productores anunciaron que habían rodado dos versiones de la secuencia, una con lenguaje soez y otra más light sin los f**k. Obviamente, desde entonces supe que nos quedaríamos sin ver la primera, esencial para presentar al personaje de forma convincente porque al parecer, es uno de sus rasgos distintivos. Por favor, que es una serie de cable, no seamos ñoños.
Tampoco se le puede reprochar mucho a la secuencia final, a excepción de todo lo comentado anteriormente, que no es poco, está claro. En este punto, Rick y los suyos sí consiguen convencernos con sus emociones, él ya se ha dado cuenta de que subestimó a los Salvadores y su rostro refleja por primera vez el miedo de una persona que está a punto de morir. Negan consigue que volvamos a tener la sensación de que cualquiera puede caer, aunque ésta se vaya desvaneciendo cuando sabemos que sólo será uno. Y se estropea por completo con el cliffhanger con el que se cierra la temporada. Por lo visto, a los guionistas y productores de The Walking Dead les parece poco cliffhanger la aparición de Negan y el giro radical que va a dar la serie a partir de ahora, y deciden desperdiciar una impresionante secuencia en la que muere un personaje importante, en la que podían presentar la violencia de un villano genial y dejándonos con la boca abierta por la brutalidad y por la identidad de la víctima. Narrativamente no tiene mucho sentido acabar la “temporada de Negan” de esa forma, pero desde el punto de vista estético menos aún. Se desperdicia la oportunidad de asestar un golpe emocional y visual tremendo al espectador.
Hasta octubre no sabremos a ciencia cierta quién es el elegido por Negan y va a ser complicado que nos siga importando lo más mínimo. La sexta temporada ha perdido el tiempo precioso que podrían haber aprovechado en tramas de personajes más pequeñas y útiles para preparar este momento. No me planteo abandonar The Walking Dead aún, pero habrá que ver cuál será su rumbo en la séptima temporada y en qué serie se convertirá para decidirlo.
¿Qué te ha parecido la aparición de Negan? ¿Quién crees que ha sido su primera víctima?
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