Era cuestión de tiempo. La excelencia de la meca televisiva empezó a tambalearse cual castillo de cartas cuando, valga de la redundancia, House of Cards construyó el nombre Netflix a golpe de Kevin Spacey y señora hace cuatro temporadas. Éxito tras éxito, el VOD se impone internacionalmente y consigue hacer de la calidad algo proporcional a la cantidad.
Y, señores, la cantidad es tanta que
la menos tradicional de las cadenas de toda la vida no es capaz de mantener el
ritmo. Por sobresaliente que esté siendo The Night Of, no podemos maquillar el amargo regusto del “lo bueno
se está acabando”.
Si hay un titular, es éste. HBO no
es matemáticamente capaz de dar la talla de la forma en la que Netflix —y
ya poco a poco el resto de agentes similares— lo hace. Hace unos meses, Netflix
ya anunciaba su propósito de suministrar
todos los viernes, al menos, una nueva temporada a sus suscriptores. Entre
estrenos, programación original y rescates de ajenas, la promesa no está
cayendo en balde y HBO y sus cuatro tandas por año no van a ninguna parte.
Otoños con The Leftovers, inviernos con el descalabro de Vinyl, primaveras con los Tronos movidos a verano y, este año, recurren a la miniserie de The Night Of porque True Detective no llegaba a tiempo. Y, con plena honestidad, no sabemos si existe alguien en esta industria y en este planeta que quiere que llegue. Sólo cinco títulos de drama, uno de ellos cancelado, otro sin renovación teórica, dos con las temporadas literalmente contadas y del último mejor ni hablar. El plantel de dramas no puede ser más agorero, por muy bien que pinte Westworld, su estreno para el nuevo ciclo.
¿Destacables en el departamento de comedia? Lena Dunham cierra el
chiringuito este enero, The Comeback
no sabemos cuándo va a volver y la resurrección de Curb Your Enthusiasm tampoco va a ser el descubrimiento de la
penicilina. ¿Qué hacemos? ¿Dejar todo el
peso de la marca sobre Veep y Silicon Valley? 10 domingos del año garantizados,
y con los otros 42 ya iremos viendo. De Sarah Jessica Parker y su nueva
serie este otoño también depende la casa.
Si echamos una mirada a Cinemax, la hermana de HBO a la que no llamaremos tonta sino especial, escuchamos los grillos con aún más intensidad. Una planta rodadera que va de The Knick a dormirse en Outcast. Y no podemos contar nada más.
Los antiguos competidores de HBO tampoco están para tirar cohetes. El buque
insignia de Showtime sigue siendo Shameless, y que muchos años le dure. Billions pasa más que desapercibida y
hasta que podamos criticar Homeland,
no hay mucho más que The Affair entre
medias. La auténtica apuesta que puede
hacer ruido de momento es Twin Peaks,
un movimiento muy Netflix porque, por lo menos, aquí parece haber alguien
que sabe mantener la cabeza fuera del agua.
American Gods de Starz es el único título desubicado que ahora mismo acapara nuestra atención
con fichajes semanales para generar hype y mantener la conversación activa. Sólo
esperemos que no se desinflen como el último gran reparto cuya formación
seguimos más de cerca que la serie en sí. ¿Verdad, Vince Vaughn?
La conclusión es descorazonadora, pero tampoco podemos hacerle oídos sordos. El mítico lema de “It’s not TV, it’s HBO” sigue siendo vigente, salvo por el pequeño detalle que de aquí a dos años ya nada será ni TV ni HBO.
Los grandes tiempos en los que Deadwood, The Sopranos y The Wire se permitían retratar el nacimiento, gloria y declive de la gran América suenan lejanos y ni el eco de los Fisher queda ya por aquí. Esta otra gran nación cae a plomo mientras asumimos resignados a que la siguiente revolución será televisada en otra parte.
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