Utilizar el humor para hablar del peso de la rutina y de crisis de identidad varias es ya marca de la casa tanto en FX como en su hermana menor, FXX: en los úlitmos años, ambas cadenas nos han dado series como Louie, Married, You're the Worst, Baskets o Legit. A la lista se suma la serie de Adlon, en la que la actriz ha hecho tándem con Louis C.K. tras las cámaras para contar la historia de un álter ego suyo, Sam, a la que también interpreta.
Como ella, la protagonista de Better Things está divorciada, tiene tres hijas y se dedica a la interpretación. Sam es una de esas actrices poco conocidas por el gran público que tiene que conformarse con papeles secundarios y no gana demasiado dinero, por lo que lleva una vida relativamente corriente. Su situación es, al mismo tiempo, anodina y estresante, como vemos desde el primer minuto en la serie.
Una historia personal y universal al mismo tiempo
Por eso, aunque Better Things es una comedia muy personal, es también universal y muchas madres se verán identificadas con la historia que cuentan Pamela Adlon y Louis C.K. Sam dista de ser una heroína y no presume de tener controlado el arte de la maternidad, sino todo lo contrario. Los dos creadores adoptan un punto de vista muy interesante que engancha aunque no compartamos tesitura con la actriz.
De momento, no parece que Better Things vaya a ser una comedia tronchante (opta más bien por un tono realista con tintes dramáticos), aunque en el primer episodio se nota que no descuidará el humor, sobre todo a la hora de denunciar el sexismo en la industria de Hollywood. Además, cuenta con un punto muy a favor para los amantes de lo metatelevisivo: los cameos. Ya en su piloto hacen pequeñas apariciones Julie Bowen (Modern Family), Constance Zimmer (UnREAL) y Bradley Whitford (The West Wing), y seguro que Adlon y C.K. tienen contactos de sobra como para que el desfile de estrellas invitadas no pare a lo largo de la primera temporada.
A falta de ver cómo se desarrolla, y si consigue contar anécdotas interesantes cada semana, merece la pena darle una oportunidad: los 20 minutos se pasan en un suspiro y es obvio que está muy bien escrita. Conectar o no con su humor y lo que muestra, en casos como éste, depende de cada espectador. ¿A vosotros os ha gustado?
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