Estrenada con la nocturnidad y alevosía propia de BBC, Fleabag sorprendía a todos el pasado mes de julio con un discurso feminista, sólido, certero y sin tapujos, puesto en boca de la estrella en ciernes Phoebe Waller-Bridge, para muchos la Lena Dunham británica.
A pocos días de que su mensaje se expanda por todo el mundo a través del servicio on demand de Amazon (16 de septiembre), hemos reunido a tres de nuestros redactores para deciros por qué Fleabag es la serie que estábamos esperando.
Fleabag no le habla al mundo, te habla a ti
—por Arancha Sánchez
Cuando Fleabag se dirige a cámara no le habla al mundo, te habla a ti. Sí, a ti millennial buscavidas en la gran ciudad, a ti que has aprendido a convertir tus dramas diarios en tus anécdotas más graciosas. Nada parece funcionar en la vida de esta joven aprendiz de feminista que representa como nadie la vida y miserias de toda una generación. Empleo precario, una familia unida por la hipocresía y una incomprensible —nótese la ironía— incapacidad para formar una pareja estable.
Fleabag es consciente de que está lejos de ser la mejor versión de sí misma, pero no por ello se viene abajo. Lucha cada día por lidiar con su presente, con los fantasmas del pasado y afrontar el futuro con un humor mordaz e irónico que arranca carcajadas en el espectador y provoca la desesperación de los que la rodean, en especial la de su familia. Es imposible no empatizar –incluso a veces verse reflejado- con ella. Phoebe Waller-Bridge, creadora y protagonista de esta pequeña joya británica, se convierte con esta serie en la voz de su generación a este lado del Atlántico.
La nueva tragicomedia existencial
—por Alejandro Ordóñez
Tenemos tan desgastado los clichés de las voces, las generaciones, los X y los Y, los millennials y las gafas de pasta, que entras con recelo a una ficción de este corte. Comedia británica muy personalista, un género particular en formato demasiado fugaz, pero que en el caso de Fleabag sabe dar el giro necesario no sólo apostando por un humor de esos que entran como el agua, sino deslumbrando en la composición narrativa. Fleabag construye una historia a lo largo de sus seis episodios que más quisiera Lena Dunham en bolas perforándose orificios con bastoncillos para los oídos.
Fleabag se despliega de media hora en media hora como esos libros de cuando éramos niños y tras cada página emergía un relieve distinto. Entre cada pliegue del personaje y de su cuento de muy negligentes hadas madrinas encontramos un dramatismo amargo que revela el auténtico terror de hacerse mayor y, entre tú y yo, no saber qué coño hacer con la vida. Una confluencia de géneros de premisa quizás humilde, pero de resultado espectacular y magníficamente dosificado. Así que sí, deshagámonos en clichés y pongámosla de ejemplo para todos y cada uno de ellos, Phoebe Waller-Bridge se los ha ganado a pulso.
No podrás ver solo uno
—por Jaime Domínguez
No me da ningún reparo admitir que me vi los seis episodios de Fleabag de una sentada un sábado por la noche con la imperiosa necesidad de compartir un gintonic conmigo mismo. No pasaron muchos minutos hasta que me di cuenta que su protagonista, Fleabag, posiblemente hubiera hecho lo mismo. Mentalmente, brindé con ella, dando las gracias por el regalo en el que se ha convertido su serie.
Fleabag es una serie que no está hecha para mí y, en general, no es producto diseñado para el público masculino, pero al mismo tiempo retrata la vida de un personaje en el que todos, en mayor o menor medida, nos sentiremos identificados. Y nos reiremos, y nos asquearemos, y sufriremos un poquito, y volveremos a reír; porque la vida, como Fleabag, tiene un poco de todo. Y viceversa.
No me da ningún reparo admitir que me vi los seis episodios de Fleabag de una sentada un sábado por la noche con la imperiosa necesidad de compartir un gintonic conmigo mismo. No pasaron muchos minutos hasta que me di cuenta que su protagonista, Fleabag, posiblemente hubiera hecho lo mismo. Mentalmente, brindé con ella, dando las gracias por el regalo en el que se ha convertido su serie.
Fleabag es una serie que no está hecha para mí y, en general, no es producto diseñado para el público masculino, pero al mismo tiempo retrata la vida de un personaje en el que todos, en mayor o menor medida, nos sentiremos identificados. Y nos reiremos, y nos asquearemos, y sufriremos un poquito, y volveremos a reír; porque la vida, como Fleabag, tiene un poco de todo. Y viceversa.
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