Uno de los máximos exponentes de la ola de nostalgia que recorren nuestras pantallas es, sin duda, Fuller House; la serie de los Tanner vuelve con su segunda temporada a Netflix el próximo 9 de diciembre, sólo nueve meses después del estreno de su primera temporada. Esta celeridad se debe probablemente al gran éxito que ha tenido la serie en la plataforma de VOD, ya sabemos que Netflix no publica sus datos de audiencia, aunque un estudio la proclamó la serie más vista del año y la plataforma salió rápidamente a decir que esos datos no eran fiables. Sea la serie más vista o no, recupera una de las familias más queridas de los noventa con todos los ingredientes que funcionaban en aquella época: el humor blanco, las risas enlatadas y el enredo familiar.
La primera temporada logró ser bastante más disfrutable de lo que se preveía en su episodio piloto, cargado de referencias a la serie de los noventa y de cameos de sus personajes, que está muy bien como reclamo para sus fans pero mató bastante el comienzo de la serie. El lado positivo de estos cameos es que se dedicaron a lanzar puyas a las Olsen por no dignarse a aparecer en la serie, rompiendo incluso la cuarta pared en uno de los momentos más extraños pero también divertidos de la serie. Además de los personajes de la serie original, la serie cuenta también con apariciones de famosos como este de Macy Gray, que podría pasar por uno de los peores cameos de la historia de la televisión:
Dejando de lado los capítulos especiales, la serie es capaz de construir enseguida la dinámica que lleva durante el resto de la temporada. No hay duda de que la estrella es Kimmy Gibbler, personaje que no inventa nada nuevo pero que es el alivio cómico infalible de la serie. Los desvaríos y locuras de su extraña personalidad dan ritmo a la serie, además su exmarido, interpretado por Juan Pablo di Pace (Dallas, Física o Química), es tan excesivo como ella, haciendo una pareja perfecta. Con Fuller House no tenemos a la nueva mejor comedia ni a la nueva Parks and Recreation, pero sí que se puede considerar un gran happy place, ya que nada más sonar la cabecera provoca una sonrisa.
Como es obvio, todos los personajes regulares de la primera temporada estarán en la segunda, así como los de la serie original, que volverán a hacer cameos en esta segunda tanda de episodios. DJ asistirá a una reunión del instituto, reencontrándose con su antiguo novio Nelson (Hal Sparks, Queer as Folk) y su amiga y a veces enemiga Kathy (ambos no serán interpretados por sus actores originales). Stephanie tendrá nuevo interés amoroso, un cantautor de gran talento guapo y sexy que ocupará su corazón.
El final de temporada nos dejó a DJ indecisa entre su exnovio del instituto Steve y su compañero de la clínica veterinaria Matt. Ahora los tres tendrán nuevos intereses amorosos: DJ, otro de sus novios del instituto, Viper; Matt, una profesora de yoga; y Steve, un clon de DJ llamada CJ. Conoceremos también a la mujer de Joey y al hermano de Kimmy Gibbler, con quien Stephanie tendrá algún roce, según podemos ver en el tráiler, mientras que los miembros de menor edad ganarán protagonismo, esto es una gran noticia porque veremos mucho más a Max, el más cómico de la nueva generación.
Las Olsen, por su parte, se negaron a aparecer en la primera temporada y ahora va por el mismo camino; supongo que por dinero no será, porque a Netflix eso de sacar la chequera no le cuesta lo más mínimo (véase los 40 millones de dólares a Chris Rock por dos especiales de comedia). El resto del cast no para de decir que han intentado todo, pero las probabilidades son mínimas. En palabras de Jodie Sweetin, han dejado de intentarlo. Nuestros deseos son que acepten, aunque sea un cameo de una sola, la que esté menos demacrada. Quienes sí han respondido positivamente a hacer un cameo son el grupo de los noventa New Kids of the Block y Alan Thicke, protagonista de Los Problemas Crecen.
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