Estaba el otro día viendo el primer episodio de Good Behavior, una serie de clara protagonista femenina y borroso límite de su supeditación al sexy macho alfa, y me fijé en los créditos: escriben dos hombres, dirige una mujer. Curioso, pensé. Y acto seguido me dije: “¿por qué coño me tiene que parecer curioso que una mujer dirija el texto de dos hombres?”, así que me puse a hacer cuentas. El artículo va a ser breve porque los datos gritan por sí solos:
Esta tabla tan coloreada recoge los géneros de tanto guionista como director del primer episodio de cada serie nueva de esta temporada, partiendo desde septiembre hasta día de hoy. Cuarenta y dos series de entre todas las plataformas estadounidenses, esperamos no habernos dejado ninguna en el tintero. En su mayoría, el guion del primer episodio o piloto está escrito por el showrunner, pero no siempre, y como tampoco podemos meternos a medir los pulsos entre productores, sólo contemplamos datos objetivos
De las cuarenta y dos cartas de presentación sólo tres (un 7%, que en tantos por ciento suele escocer más) están capitaneadas en su totalidad por mujeres. Dos de ellas son de Amazon —aplauso desde aquí— y la tercera es de la casa de la Tita Shonda. La paridad podríamos encontrarla en hasta seis de estas series y, todas las demás, presentan una clara mayoría masculina en sus cúpulas.
El caso de la dirección, que es el que ha sugerido este análisis, es en efecto una auténtica patada en la vagina a escala global. El 81% de todos los primeros episodios de esta temporada están dirigidos por hombres. ¿Qué es más probable? ¿Que se caiga un avión o que una mujer sea directora de la cabeza de un proyecto televisivo en Estados Unidos? Obviamente el avión.
Sólo encontramos siete mujeres dirigiendo en solitario, de las cuales son tres las que dirigen guiones escritos por hombres. Nos gustaría hacer un reverso y ver cuántos textos de mujeres son dirigidos por hombres, pero sólo tenemos cinco mujeres guionistas que han llegado con sus obras a lo alto de la televisión frente a los veintisiete hombres que quizás lo hayan tenido más fácil, al menos estadísticamente hablando.
La conclusión de este artículo es, pese a su redundancia, que la progresión del personaje y el protagonismo femenino en la pantalla está en constante lucha y avance hacia la igualdad de género, pero, entre bambalinas, parece no predicarse con el ejemplo.
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