Estamos en un momento del año en el que la mayoría de las series se van de vacaciones, pero a Amazon le gusta romper las reglas y acaba de estrenar la esperada tercera temporada de la galardonada Mozart in the Jungle, que nos llegó a España solo un día después de su estreno mundial de la mano de Movistar Series en versión original subtitulada, sin duda la mejor forma de disfrutar de la actuación de Gael García Bernal. Estamos contentos de poder decir que Mozart in the Jungle sigue siendo ese lugar al que acudimos para refugiarnos del resto del mundo durante el tiempo que duran los diez episodios de veinticinco minutos de los que consta cada una de sus temporadas, aunque esta última entrega tenga algunos aspectos que no hemos disfrutado tanto.
La tercera temporada continúa con la trama que le daba cierre a la segunda, aquella huelga de los músicos de la orquesta tras no alcanzar un acuerdo satisfactorio para cerrar los nuevos contratos, pero no sin antes hacer un alto en el camino. Y es que sin músicos no se produce la magia, y a estas alturas sabemos que nuestro maestro vive por y para el subidón que le produce ese momento; así que si la música no va a Rodrigo, Rodrigo va a la música. Esta búsqueda le llevó nada más y nada menos que a Venecia, donde una antigua estrella de la ópera llamada Alessandra ‘la Fiamma’ (Monica Bellucci) está planeando hacer su regreso triunfal, pero solo lo hará bajo la dirección de Rodrigo. A ellos se une pronto en calidad de ayudante Hailey, nuestra segunda oboísta favorita que ahora quiere ser directora, después de ser despedida por Andrew Walsh justo en la actuación de su gira europea que daba en Venecia y que Rodrigo fue a ver. Tantas casualidades juntas nos resultan abrumadoras.
Aunque el arco argumental de Venecia fue interesante, estuvo lleno de luces y sombras. Y es que cuando una trama que es poco trascendente para la historia global se alarga hasta ocupar la mitad de la temporada, debe ser terriblemente brillante para encandilar a los seguidores, pero lamentamos decir que este no ha sido el caso. Por mucho que el personaje de Rodrigo salve cualquier escena en la que aparezca, ni su presencia consiguió distraernos de la pobre sincronización entre los labios de Monica Bellucci y las piezas que debía aparentar que interpretaba en gran parte de las ocasiones. Los magníficos paisajes venecianos y los cameos de la talla de Plácido Domingo y Nico Muhly tampoco pudieron suplir la falta de los personajes de la orquesta a los que tanto cariño le hemos tomado como Cynthia, Betty o Warren, que, aunque tenían algunas apariciones de vez en cuando, se nos hacían del todo insuficientes.
Una vez de vuelta en Nueva York, los problemas fueron de otro tipo. Los pocos avances en la serie nos hacían sentir que estaba estancada a pesar de que el problema de la huelga se hubiera solucionado, ya que las tramas que vinieron después tenían un carácter demasiado pasajero. Además, en una comedia donde lo que más destaca son los personajes y los lazos que forman entre ellos, hacer una temporada en la que las relaciones de los secundarios más carismáticos son más bien superfluas no convence demasiado a nadie; sí, lo sentimos mucho, pero el noviazgo precipitado entre Gloria Windsor y el antiguo maestro Thomas Pembridge nos interesa lo mismo que Union Bob conduciendo para Uber. Sin embargo, un personaje al que no le hacen falta grandes tramas ni apoyos para destacar sobre el resto es Lizzie (Hannah Dunne) que con sus excentricidades y su carisma desbordante nos tiene el corazón ganado.
Esta vez hemos dejado lo mejor para el final, y es que hablar de Mozart in the Jungle sin mencionar la relación entre Rodrigo y Hailey es imposible. La química en pantalla entre Gael García Bernal y Lola Kirke es palpable en cada escena que los actores comparten juntos; cada mirada, cada gesto, la forma en que Rodrigo dice Hai-Lai y hasta la más inocente conversación entre ellos nos hace shippear a la pareja por encima de nuestras posibilidades. La locura sana de Rodrigo y las nuevas ambiciones de Hailey por separado nos encantan, pero cuando se juntan nos enamoran. No podemos esperar para ver qué les depara el futuro después de la sinceridad y la complicidad de ese último capítulo, y será muy curioso ver a Hailey empezar a recibir las mismas “visitas inspiradoras” que recibe Rodrigo.
Dejando a un lado los aspectos negativos que se le puedan sacar a esta tercera temporada, Mozart in the Jungle sigue siendo una de nuestras series de referencia pese a que la originalidad de su premisa se haya visto diluida con el paso del tiempo. Cada capítulo es un viaje fascinante, con algunos más especiales como el capítulo-documental dirigido por Roman Coppola, y aunque con algunos altibajos siempre nos deja con ganas de más. Ahora solo nos falta saber los resultados de sus dos nominaciones a los Globos de Oro y esperar ansiosos la noticia de la renovación de Amazon por una cuarta temporada (o no).
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