La trayectoria de la HBO en cuanto a miniseries es conocida por todos. La cadena estaounidense ha dominado la industria durante años por sus ficciones y se ha labrado un renombre en cuanto a las series de capítulos limitados. Es de las pocas que puede fardar de haber trabajado con los mejores y de haberse bañado en galardones y reconocimientos, como Angels in America, una miniserie que se estrenó y no pasó desapercibida. La obra, dirigida por Mike Nichols, se llevó 11 premios Emmy de los 21 a los que optaba, y 5 Globos de Oro.
Aunque es difícil retratar la complejidad de esta obra en cinco puntos, aquí os los ofrecemos para que no os perdáis una de las series de la década.
1. La temática surreal
La estructura narrativa que sostiene a Angels in America se estructura únicamente en la interacción entre lo surreal, lo real y el sufrimiento de sus protagonistas. La serie presenta una de los reflejos más realistas de toda la televisión pero a su vez mama directamente de una imagen cognitiva, es decir, situaciones irreales que profundizan en la psique de los personajes pero que representan a la perfección sus conflictos internos y su propia evolución.
La historia orbita alrededor de la reacción social que provocó el VIH en los años ochenta, del comportamiento de sus portadores y sus propios allegados; al igual lo que significa y acarrea el propio SIDA, y cómo afecta la presencia del síndrome en personajes decididos a ignorarlo solo para evitar la exclusión. La historia relata todo aquello que conlleva la percepción social de la homosexualidad, la tiranía de la religión y el enfrentamiento puro y duro entre conflictos personales internos, pero a través de las interacciones externas y un reflejo hipócrita de una sociedad sostenida en la discriminación y la marginación de aquello que desconoce.
A través de esta interacción, se pueden apreciar uno de los guiones más cuidados de la historia reciente televisiva. La construcción dramática dota a los personajes de una veracidad tan dura pero paralelamente tan adictiva que pone a prueba a sus propios espectadores. Revela la belleza de aquello puramente humano al hablar sobre las imperfecciones del mismo individuo, simplemente reduciendo todo un arco narrativo al encuentro de uno mismo en una situación extraordinaria, totalmente fuera de lugar para sus protagonistas pero a primera vista real y palpable. El recorrido que llevan a cabo los diversos protagonistas de la serie representan positivamente la verdadera esencia del ser humano, la aceptación y la compasión.
2. Excelente director, gran guionista y actores fenomenales
Angels in America está basada en una obra teatral escrita por Tony Kushner, quien se encargó también del guion de la adaptación televisiva. La miniserie está dirigida por Mike Nichols, uno de los directores más veteranos de Hollywood y que, antes del estreno de la serie, contaba ya con un premio de la Academia, 7 premios Tony, 2 Emmy, 3 BAFTA y 1 Globo de Oro. Ambos artistas recrean a la perfección una dramaturgia marcada por la crudeza de sus diálogos, la intensa relación y réplica entre sus personajes y lleva a la pantalla pequeña una de las historias más preciosas de la industria.
El elenco de Angels in America no necesita envidiar a otras series, cuenta con las mejores estrellas de la industria cinematográfica y con unos papeles que no podían hacer nada más que darles la oportunidad de brillar. Encabezado por Meryl Streep, quien personifica a cuatro diferentes personajes, la serie cuenta con una de las mejores representaciones de la historia reciente de la televisión gracias al trabajo de Al Pacino. El actor norteamericano da vida a Roy Cohn, un reconocido abogado, famoso por haber trabajado en contra de Julius y Ethel Rosenberg, espías americanos acusados de traición. Al Pacino retrata magistralmente la cara más hipócrita y homófoba de la sociedad estadounidense y consigue lo imposible: destacar entre todas las otras actuaciones a pesar de que cada actor ofrece lo mejor de sí en cada capítulo.
Emma Thompson también tiene sus momentos de estrella y demuestra la versatilidad con la que cuenta a la hora de hacer comedia, ya que juega con una visión dramática pero a su vez llena la pantalla con un carisma único de la actriz británica. Mary-Louise Parker deslumbra con su interpretación de mujer frágil e inestable, protagoniza uno de los momentos más interesantes de la miniserie y ofrece la visión más compleja de la corriente surrealista que domina la obra, pero Jeffrey Wright deslumbra a la hora de representar a Belize, a pesar de que dota de vida a tres personajes más y ofrece un retrato idóneo de la visión más racional de la historia.
3. La representación del SIDA y la homosexualidad
No es para nada un secreto que en los años ochenta la homosexualidad aún se consideraba un tema tabú. Angels in America incluye secuencias donde el cruising sirve de escenario para sus protagonistas, y lo refleja de tal manera que evoca la precaución, el anonimato o la “vergüenza” a la que se sometían los homosexuales a la hora de ligar y tener relaciones sexuales, actos que llevaban a cabo sumergidos en una vida nocturna para que la oscuridad no les juzgara y no les supusiera ninguna repercusión. La libertad sexual de los gais se veía limitada a finales del siglo pasado, y la fotografía de Angels in America narra un secretismo impresionante en cada una de estas escenas.
La tortura de ser homosexual y pertenecer a una religión estricta también tiene importancia. Joe Pitt (Patrick Wilson), un joven mormón casado, se ve golpeado por la realidad cuando ya no puede esconder su orientación sexual a su esposa (Mary-Louise Parker) y a su madre (Meryl Streep), quien decide vender su casa e ir a cuidar (o mejor dicho vigilar) a su hijo en Nueva York. El arco narrativo de Joe cuenta con momentos de vergüenza, hipocresía y miedo, pero también demuestra la importancia de la serie a la hora de tratar la libertad sexual de cada persona.
La personificación de Roy Cohn (Al Pacino) viene acompañada de una de las representaciones más crudas del SIDA, al igual que la evolución de Prior Walker (Justin Kirk). Ambos se encuentran de repente en una situación que les obliga a cambiar su forma de vivir, uno más afortunado que el otro, y a vivir un completo infierno por el grave desconocimiento del síndrome en aquella época y por las posibles repercusiones que este provocaba. Una de las escenas más impresionantes de la serie es una réplica que el personaje de Al Pacino mantiene con el doctor Henry (James Cromwell), un diálogo en el cual se representa la verdadera cara con la que la sociedad ve al SIDA, con una hipocresía tan cruda que es lo primero en lo que piensa Roy Cohn al descubrir que es portador del síndrome.
4. Pone a prueba a los espectadores
No cabe duda de que Angels in America es complicada de digerir. Ofrece una narrativa totalmente compleja y estructurada a partir de una línea surreal, basada en representaciones metafóricas de aquello que pretende comunicar. Evoca una de las experiencias más interesantes de la industria pero no únicamente por su manera de representar la historia sino por el mismo arco narrativo interno de cada personaje. Trata la mente humana de tal manera que dota de versatilidad todos los sucesos extraordinarios que se llevan a cabo solo por el hecho de haber explorado anteriormente la psique de los personajes. La serie cuenta con un profeta, visitas de ángeles y de espíritus, que en ningún momento se muestran fuera de lugar sino que, al contrario, resultan necesarios para poder comprender la misma realidad de los personajes y, además, la de los espectadores.
Combina a la perfección las diferentes líneas argumentales pero avanza de una manera lenta y enrevesada que probablemente haga dudar a muchos espectadores. No es una serie de acción ni de humor, tampoco es tragedia, sino que relata un realismo tan puro que se puede llegar a percibir un reflejo de la mismísima realidad.
5. Toda la serie es un mensaje
Con su obra de teatro, Kushner coge los elementos más dramáticos de la sociedad occidental contemporánea y los encierra a todos en una misma historia. La idealización de un mundo sin maldad ni desgracias es el pan de cada día de los protagonistas, un mundo donde los maridos no te abandonan, donde nadie te juzga y puedas realmente contar con series queridos en los momentos de desesperación. Mike Nichols lleva a la pantalla una de las narrativas más esperanzadoras de los últimos años, llena de simbolismos y un realismo perturbador y chocante.
Angels in America no tiene desperdicio y sin duda es uno de los clásicos televisivos imprescindibles de la historia reciente. Un espectáculo digno para todo aquel que sienta curiosidad por conocer el dilema existencial humano, los rincones más torturados de la mente y la peligrosa necesidad de avanzar hacia una realidad inexistente y peligrosa.
COMENTARIOS