La tercera y última temporada de Broadchurch se puede calificar de maravillosa. Tras una decepcionante segunda entrega, la serie volvió con fuerza y con un nuevo crimen. Así, la violación de Trish Winterman fue el punto de atención en esta entrega y la clásica fórmula del “quién lo hizo” fue manejada con excelente tensión durante los ocho episodios que duró la historia. De esta forma, se dio inicio a un intenso recorrido que nos llevó por diferentes tramas que se entrelazaron para llegar a un final espectacular.
Esta temporada tenía un profundo y necesario tema que contar: el acoso, el abuso sexual y el escrutinio público que sufren algunas mujeres quienes, por miedo, no denuncian a las autoridades respectivas las situaciones por las que han debido pasar. La violación de Winterman fue la punta del iceberg de un problema que aqueja a diferentes sociedades y que se expresa de muy distintas formas. Un ejemplo de ello fue la trama secundaria de la hija del detective Hardy, quien sufrió del acoso de sus compañeros de instituto después de que se publicaran unas fotos comprometedoras de ella.
La sutileza con la que Broadchurch trabajó estos temas fue asombrosa y digna de aplauso.
Además, el misterio con el que avanzó la historia policial recuerda a la excelente primera temporada de la serie. El suspense volvió a ser un perfecte componente de la misma. Así, con un ritmo pausado pero emocionante nos vimos sumergidos en una historia fascinante.
Pero Broadchurch también nos llevó al pasado y la familia Latimer volvió a ser parte de esta temporada, mostrándonos cómo el padre y la madre de Danny han tomado caminos diferentes para seguir adelante con sus vidas, pese al gran dolor que les supuso perder a su hijo. De esta forma, Beth decidió ayudar a la comunidad y se transformó en uno de los pilares de Trish. Por su parte, Mark cayó en una gran depresión que lo llevó a hacer cosas inesperadas. Estas historias paralelas al crimen tuvieron, lamentablemente, un solo defecto: se sintieron forzadas en un intento por incluirlas en la última entrega. Broadchurch decidió que era necesario darles un cierre y así lo hizo, pero con mucho respeto por la tragedia que acongojó a la familia Latimer.
Broadchurch dice adiós con una bella imagen, mostrándonos cómo los detectives Miller y Hardy se juntan con el mismo deseo de proteger a una comunidad entera y darle así sentido a sus vidas. Ambos, actores con un desempeño espectacular, nos cautivaron por tres temporadas, enseñándonos diferentes lecciones que serán difíciles de olvidar y que, sobre todo, nos dejan deseando ver más de sus fascinantes historias.
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