Narcos estrena su tercera temporada el 1 de septiembre y en TV Spoiler Alert ya hemos podido ver los cinco primeros episodios, que se centran en el Cartel de Cali y sus cuatro poderosos caballeros: Pacho Herrera, Chepe Santa Cruz, Miguel y Gilberto Rodríguez. El agente Javier Peña continúa en la serie y es el encargado de perseguir a estos mafiosos. La serie retoma su historia un par de años tras la muerte de Pablo Escobar, cuando el Cartel de Cali ya era dueño de casi el 90% de producción y distribución de cocaína en el mundo.
El final de la segunda temporada de Narcos ya se nos alertaba de que el Cartel de Cali y Javier Peña se convertirían en los nuevos protagonistas de la serie de Netflix, tarea que no dejaba de ser fácil ya que, por una parte, el atractivo de esta producción venía siendo Pablo Escobar y el Cartel de Medellín y, por otro lado, Javier Peña era un personaje del que poco sabíamos. El primer episodio de esta temporada funciona perfectamente como un nuevo piloto, reseteando la serie, presentando nuevos personajes y nuevas tramas.
Narcos continúa siendo muy entretenida, pero se nota que ha quedado coja de un villano. La brutalidad con la que se desenvolvía Pablo Escobar era única y le otorgaba a la serie un punto con el cual jugar e impactar a la audiencia. El Cartel de Cali operaba de forma diferente al de Medellín, siendo de bajo perfil, en comparación. Los cuatro jerarcas de Cali son personajes menos atractivos que el mítico Escobar y Narcos falla al darnos una razón para interesarnos por ellos.
De la misma manera, la serie no logra hacer del agente Peña un protagonista como sí lo fue en anteriores entregas Steve Murphy (quien deja la serie en esta tercera temporada). Peña es un personaje de ficción de quien no sabemos nada y que camina a tientas por la serie sin un backstory.
En un aspecto positivo, la serie ha decidido aprovechar la cultura colombiana: sus colores, su música y sus paisajes. Esto es algo que se echaba de menos en las entregas anteriores, en donde la sangre, los cadáveres apilados, la violencia y el miedo se apropiaban de la pantalla. La Colombia de 1995 (más menos el año en que sucede esta temporada) es muy diferente a la de Escobar. La cultura del narcotráfico ha cambiado y el Cartel de Cali se codeaba con las élites de la sociedad colombiana, utilizando el soborno más que el terror para controlar a las grandes esferas de poder. Esta nueva realidad está plasmada en la pantalla.
Narcos es una serie que continúa teniendo un ritmo trepidante, es rápida de digerir, tiene acción, es histórica y es una muy buena opción para pasar un fin de semana de maratón. Esta nueva entrega se resuelve por sí misma y no es necesario haber visto las temporadas anteriores para disfrutar de ella. Nosotros seguiremos recomendándola, pero advirtiendo que es diferente a sus temporadas anteriores y que tiene algunas deudas que saldar en el futuro.
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