Es prácticamente imposible hablar de televisión actual y no mencionar a Ryan Murphy, ese titiritero de la ficción y gran amante de lo nuevo, lo loco, lo desmesurado, lo aparentemente cliché y sí, por qué no decirlo, de lo petardo. Y es que Murphy es sobre todo polifacético, y entre todas las facetas que muestra con sus proyectos hay de todo, desde lo más exquisito hasta lo más absurdo, pero siempre dejando huella propia. El creador, director y productor norteamericano siempre va más allá, y a la vez no sale nunca de su círculo creativo, un círculo profundo, complejo y brillante que ha sabido hacer de oro con el paso de los años. Y por eso nos planteamos, ¿cómo ser original y mantenerse al mismo tiempo fiel a su estilo?
Una de las mayores obsesiones de Ryan Murphy que podemos detectar cuando analizamos su trayectoria televisiva es ese interés que tiene con la cultura pop (pop culture para los entendidos). Esto se deja bien claro en series como Glee, American Crime Story o Feud, donde prácticamente toda la trama gira entorno a hechos reales que marcaron a la sociedad de su época de una forma u otra. Ryan es el fan número uno de las celebridades, la vida privada de éstas, la moda, los escándalos hollywoodienses, la música y la fama, y lo demuestra a través de series de todo tipo, permitiéndose explorar desde diferentes puntos de vista estos acontecimientos. Véase la primera temporada de American Crime Story (The People v. O.J. Simpson), en la que trata de una forma seria, elegante y madura un asesinato del que todo Estados Unidos fue testigo. En cambio, en la segunda (The Assassination of Gianni Versace), presenta un mismo conflicto pero dando más importancia al asesino, al lujo, a la moda y a la vida de Miami en los 90s. En el caso de Glee, aprovecha cada capítulo para soltar una referencia tras otra a la cultura pop al más puro estilo millennial, porque también hay que gustar al público joven, y vaya si gustó. Lo de Feud ya fue tema a parte, ¿quién mejor que Ryan Murphy para hacer una serie sobre famosos que se odian entre ellos? Siempre desde el respeto y con una crítica a Hollywood incluida, Murphy se puso la corona del rey del drama popular con este proyecto, y eso que de momento sólo nos ha dado una temporada.
Otro factor que caracteriza su ficción es la música, el ejemplo más claro es sin duda alguna Glee, el fenómeno humorístico-musical que marcó un antes y un después en su carrera. Además, Murphy incluye números musicales aquí y allí en American Horror Story, donde los personajes se ponen a cantar de vez en cuando para romper con lo tenebroso y, por qué no, para mostrar los dotes escondidos del cast, Jessica Lange hizo un guiño musical a David Bowie en American Horror Story: Freak Show, y en la misma temporada Evan Peters deleitó a las adolescentes más grunge del 2015 cantando un trozo de 'Come as You Are', de Nirvana, entre otras actuaciones musicales incorporadas sin sutileza alguna en series de Murphy. Y es que él es así, y esa es su forma de dejar marca y hacer de oro (casi) todo lo que toca.
Una característica clave del autor es que siempre se rodea de grandes estrellas de la industria al mismo tiempo que encuentra nuevos talentos y les ofrece papeles que éstos no podrían rechazar. Siempre tan altruista, Ryan Murphy saca el máximo potencial de los actores y actrices que contrata y los recicla una y otra vez según su conveniencia, y le sale bien, le sale muy bien. Entre las actrices fieles a su ficción se encuentran las icónicas Jessica Lange, Kathy Bates, Frances Conroy o Sarah Paulson, casi nada. Además, Ryan es sinónimo de ambición, de dar luz a los inadaptados, a lo diferente, y eso lo deja más que claro en series como American Horror Story, Glee, The New Normal o Nip/Tuck en las que mezcla su interés por lo estrafalario, el horror, la obsesión por el físico y siempre intenta dar un mensaje más profundo, que deje al espectador con una sensación de incomodidad que resulta adictiva. Además, Murphy nunca pierde la oportunidad de dar voz a personajes LGBT y reivindicar sus ideales ante una sociedad americana cerrada y tradicional. También sabe jugar con los clichés (Glee, Popular) y eso es una parte muy importante de su ficción, porque nada es lo que parece, y lo deja bien claro.
A pesar del éxito que ha tenido desde que empezó en la industria y que va aumentando cada día, Murphy no siempre acierta, y nos ha dado series que sabemos que no están al nivel de lo que él es capaz. Scream Queens fue un claro ejemplo de esto, y ahora se le suma el drama recientemente estrenado en FOX 9-1-1. Aunque no son sus mejores proyectos, y lo sabe, nos permitimos perdonarle por no siempre dar lo mejor de sí, porque una serie "mala" de Ryan Murphy es mejor que una serie mala de cualquier otro y, aunque dejen mucho que desear, siempre tienen ese toque especial que podemos ver en toda su trayectoria. Porque Ryan Murphy nos ha dado humor, nos ha dado drama, nos ha dado horror y nos ha dado musicales, y estamos agradecidos. No es fácil dar tanta complejidad y mantenerse fiel a una marca. Tenemos ganas de ver qué más nos traerá y, al paso que va, no habrá que esperar demasiado.
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