Por extraño que parezca, la referencia más fresca de serie musical sobre adolescentes que recordamos es Glee. Por suerte, no ha sido la última ficción musical que hemos tenido desde que Ryan Murphy cerró ese chiringuito que funcionaba como un oasis de diversidad y representación atrevida, con una producción desmesurada con 4 o 5 números por episodio durante seis temporadas seguidas. Aún así, rechina que el recuerdo más reciente de jóvenes artistas en ficción fuera un reparto que rozaba la treintena interpretando a chavales de instituto en cuarenta minutos que degeneraron hasta los bajos fondos del esperpento y la auto parodia.
La narrativa clásica siempre ha dibujado a los adolescentes como jóvenes incomprendidos, que no encajaban, que no eran escuchados y a los que nadie entendía. Y, en parte, siempre ha sido y seguirá siendo así: viejos no entendiendo a pequeños. Sin embargo, la nueva generación está creciendo con referentes musicales como Hamilton, es la consumidora principal de ficciones como Por 13 razones y está viviendo graves sucesos como el tiroteo masivo en un instituto de Parkland. Y en todas estas obras y sucesos la juventud está teniendo un papel principal. No solo por formar parte de ellos, sino por alzar la voz, coger el micrófono y dirigir la conversación hacia sus necesidades, inquietudes y peticiones.
En este contexto nace Rise que, aunque aparece con una trama mil veces contada, ofrece pretensiones diferentes y de mayor calado social. La serie creada por Jason Katims (Friday Night Lights) dibuja un retrato de esa nueva generación que exige ser escuchada y que vive en un marco de crisis económica, al mismo tiempo que se da de bruces con el resurgir de un conservadurismo encubierto. Una generación que, en el momento crucial para el resto de sus vidas, está siendo despojada de valores de comunidad y hermanamiento a favor del proteccionismo y la rivalidad.
El contacto con la realidad como elemento definitorio de la serie
Rise es definido por sus creadores como un "alentador drama sobre la posibilidad de encontrar inspiración en lugares insospechados". En medio de una crisis personal, el profesor Lou Mazzuchelli (Josh Radnor) busca una fuente de inspiración y se hace cargo del departamento teatral en el instituto de Stanton (Pensilvania), donde decide realizar el musical Spring Awakening, una obra alemana de 1890 que fue adaptada como musical por primera vez en 2006. La pieza original de Frank Wedekind ha sido muy polémica por incluir escenas de incesto, posibles violaciones, besos entre chicos o suicidios, pero, al mismo tiempo, ha sido un referente en la representación de la adolescencia, ya que aborda en el siglo XIX los mismos problemas a los que los jóvenes se enfrentan realmente en el XXI.
Es importante llegar con los deberes hechos para conocer el tipo de drama que vamos a ver en Rise, muy fiel a lo que la sociedad estadounidense está viviendo en los últimos meses. Como contaba Marina Such en el preestreno organizado por Birraseries y Movistar+, el contexto socio económico en el que se mueve el estado de Pensilvania es el de la inestabilidad económica de la clase media después del cierre de numerosas industrias del acero. Además, el territorio de la costa oeste, tradicionalmente de corte demócrata, votó en las pasadas elecciones presidenciales a Donald Trump. Aunque no se abordan estas temáticas de manera directa, la serie de NBC muestra diferentes modelos de familia y nos acerca a la realidad con una dirección de cámara en mano y tono quasi documental que nos recuerda a Friday Night Lights o American Crime.
Fernando Jerez, director de contenidos Premium de Movistar+, habla de una serie emocional que sigue la estela de This Is Us o Parenthood. Somos conscientes de los conflictos latentes y de aquellos que ya han explotado en el piloto, pero es improbable que Rise caiga en la continua desgracia o la constante lacrimógena, como les ocurre a los personajes de la ficción creada por Dan Fogelman. Después de ver el piloto, es más probable que se decante por un lado más realista y agridulce en el que la música sea la clave para aumentar los grados de emotividad y llanto.
Rise no es Glee y tampoco se parecen
Si algo destaca en Rise es que los números musicales no son un pegote en mitad del desarrollo narrativo, sino que refuerzan las historias que están en primer plano. No hace falta que Auli’i Cravalho (Vaiana) se ponga a cantar en medio del pasillo con un cuerpo de baile espectacular. En la serie están preparando un musical, así que las audiciones, los momentos de ensayo o las canciones de fondo son suficientes para dar ese aliciente armónico y simbólico que necesitamos. Estos detalles tan importantes son gracias a la involucración de los productores de Hamilton en la ficción. Según nos han adelantado, la temporada estará centrada únicamente en números de Spring Awakening, pero cada protagonista establecerá un paralelismo con su papel en la obra, por lo que las canciones y los distintos tramos del musical tendrán mayor fuerza e importancia gracias a esa particular personalización.
Es por ello que las únicas similitudes entre Glee y Rise tienen que ver con un profesor que en medio de una crisis decide montar un coro/musical para inspirar a la juventud del instituto y un quaterback del equipo de fútbol que se ve involucrado en el casting para participar. El resto del episodio piloto se construye a través de algo nuevo. Rise nace con los clichés superados. Atrás quedaron los problemas de hombres insensibles, de malos malísimos y de buenos inadaptados. Hola compañerismo, problemas económicos, identidades de género, orientaciones sexuales, comportamientos en la gama de los grises y romances no apresurados. Por supuesto, hay tramas que ya se han abordado en otras ficciones y puntos comunes con sus predecesoras más directas, como el que la directiva del instituto se piense censurar una obra de teatro tan polémica como Spring Awakening. Sin embargo, lo importante no será el qué, sino el cómo.
Rise está compuesta por 10 episodios y se estrena hoy en Movistar Series. La plataforma de pago ha hecho una gran apuesta por una serie de corte generalista que, aún queriendo abarcar a un público más amplio, decide entablar una conversación con la nueva generación de jóvenes a través del teatro musical, para que puedan usarlo como inspiración y herramienta de expresión. El equipo responsable, el episodio piloto y la elección del musical nos hacen tener esperanzas en aquello que Rise nos quiere cantar.
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